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Geología
San Martín de Grazanes
Al noroeste de Benia de Onís se levanta la tranquila parroquia de San Martín de Grazanes. Se compone de seis localidades: Beceña, Cuerres, Llenín, San Martín, Tárano y Villaverde. Ellas se encuentran a los pies de la Sierra de Hibeo y Peña Verde, un lugar privilegiado para disfrutar de las vistas a los Picos de Europa y el río Güeña y de panorámicas pobladas de cimas, bosques y prados verdes.
El primer pueblo al que se llega desde Benia de Onís es San Martín. En sus alrededores se encuentra la Iglesia de San Martín de Grazanes, un templo de estilo románico popular del s. XIII que forma parte de la ruta del románico de Cangas de Onís. Con el curso del tiempo ha sufrido diversas modificaciones, sin embargo, conserva elementos ornamentales propios del románico tardío como los canecillos bajo los aleros, una gran espadaña con tres huecos, singulares ventanas o los capiteles del arco del triunfo, además de una interesante pila bautismal. Asimismo, es de mención las excelentes pinturas barrocas geométricas pertenecientes al s. XVIII que conserva en su cabecera y, de su exterior, la portada con alfiz propia del arte islámico que es inusual en Asturias. Junto a la encalada capilla se alza el venerable cementerio parroquial de San Martín acompañado de un tejo centenario.
San Martín también fue testigo de la guerra de la conquista cristiana, prueba de ello son los restos de una torre cristiano medieval construida en mampostería de la que se conservan parte de sus contrafuertes y muros. Los restos de la Torre pueden verse formando parte de una vivienda del pueblo.
Beceña es la segunda localidad que encontramos siguiendo el camino. De su término destaca la pequeña Ermita de Santo Toribio, perteneciente al Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias. Se desconoce la datación exacta de construcción, aunque se estima que es una obra religiosa moderna de entre el siglo XVI y XVIII. Se sustenta en una única planta rectangular, con tejado a dos aguas y coronada con una espadaña terminada en cruz latina. De su acceso llama la atención el porche, propio de capillas de arquitectura popular asturiana, y su portón decorado con un arco de medio punto. En sus laterales se conservan asimismo ventanas monolíticas. En esta ermita se festeja la romería de Santo Toribio de Beceña.
Pasado Beceña, el camino nos lleva a conocer la localidad de Llenín. Esta villa es hogar de la Iglesia de Santo Tomás de Llenín. Se trata de una construcción religiosa empedrada y de una única planta. Cuenta con un porche, una espadaña rematada con una cruz latina y una capilla lateral. En su interior guarda un coro a lo alto del segundo piso, un arco triunfal que separa el presbiterio del resto de la nave y pequeñas ventanas que dejan contemplar las envidiables vistas a los Picos de Europa. En sus inmediaciones se levanta el cementerio parroquial de Llenín y otro árbol sagrado de Asturias, un tejo centenario.
El día grande en Llenín se festeja cada segundo domingo de octubre, que es cuando se celebran los Ramos al Rosario. El día previo hay una verbena multitudinaria y en el día festivo se realiza una misa solemne en la Iglesia de Santo Tomás de Llenín, la subasta del ramu y una alegre celebración.
El último pueblo de San Martín de Grazanes siguiendo el camino es Tárano, o Tarañu. En esta pequeña localidad se puede visitar una ermita dedicada a la Virgen de la Velilla. Esta capilla empedrada de cuatro aguas fue levantada en el s. XVII, aunque un siglo más adelante fue restaurada y ampliada. Se conserva de su restauración una campana datada del año 1734. Hoy es el centro neurálgico para venerar y festejar el día grande de Tárano a la Virgen de la Velilla cada 22 de agosto.
Además de estas construcciones de índole religiosa, la parroquia de San Martín de Grazanes atesora magníficos ejemplos de arquitectura popular asturiana como casonas, hórreos, cabazos y paneras.