Red de Caminos
Naturales
Etapa 40: Saucelle - Hinojosa de Duero
Descripción
Un recorrido por los Arribes de los ríos Huebra y Camaces
El término “arribes” ha sido utilizado desde antaño por las personas oriundas de la comarca para referirse a las grandes depresiones geográficas abiertas por los ríos. Aun siendo los más importantes, en la zona no sólo existen los Arribes del Duero, sino que muchos de sus afluentes, como el Huebra o el Camaces, han horadado en el terreno estos cañones graníticos. A través de esta etapa se recorre parte de estos dos arribes, de gran belleza y espectaculares cascadas.
Se inicia el trayecto saliendo de la parte alta de la localidad de Saucelle, situada en una altiplanicie circundada por los ríos Huebra y Duero. Tras pasar junto a la ermita de San Lorenzo, la ruta toma un pequeño camino que desciende por una ladera de acusada pendiente, con alguna dificultad técnica si se va en bicicleta. Poco a poco el sendero se vuelve más estrecho, hasta convertirse en poco más que una senda que se abre paso entre encinas (Quercus ilex), escobas de flor blanca (Cytisus multiflorus) y escobas o retamas negras (Cytisus scoparius).
La senda alcanza una pista bien pavimentada, donde se debe girar a la derecha para continuar descendiendo, mientras nos ofrece unas magníficas vistas del río Huebra y su valle, hasta desembocar en la carretera que une Saucelle e Hinojosa de Duero, donde existe una caseta de los camineros, rehabilitada por el programa para refugios del ayuntamiento.
Durante varios kilómetros el recorrido discurre por esta tranquila carretera, mediante la cual se salvan los hondos valles graníticos o arribes existentes. En primer lugar pasa por el puente de Carranzo, gracias al cual se cruza el regato de La Ribera, y junto al que se encuentra el Cachón de La Ribera, un salto mediante el cual las aguas del regato descienden desde la llanura. Más adelante, el puente de la Molinera permite salvar el río Huebra.
Las vistas son espectaculares, donde los ríos han moldeado quebradas y laderas con cortados graníticos. A medida que se desciende se aprecia el cambio en la vegetación por la mayor termicidad de los fondos de valle en contraposición con la penillanura de Saucelle. Así, chumberas (Opuntia ficus-indica), jaras pringosas (Cistus ladanifer), encinas o enebros (Juniperus oxycedrus) cubren este duro y áspero terreno.
El recorrido continúa por la carretera, siguiendo aguas arriba el curso del río Camaces, y al llegar al Puente Nuevo toma, antes de cruzarlo, el camino que sale a la izquierda y que sigue junto al río. No muy lejos aparece el puente de los Ojos, un bonito puente construido en piedra y de origen medieval, por el cual la ruta cruza el río Camaces. Desde aquí asciende por un pequeño camino que pasa por una zona de pastizales, donde encinas y retamas intentan colonizar el espacio existente.
Más adelante el itinerario retoma de nuevo la carretera, para unos metros después, en una pronunciada curva, volver a abandonar y tomar un camino que va ascendiendo en línea recta hacia las ruinas del despoblado y Torre de San Leonardo.
Siguiendo la carretera se llega hasta un espectacular mirador, accesible a personas con movilidad reducida, que se alza sobre la confluencia de los ríos Camaces y Huebra, desde donde se pueden ver el Cachón del Camaces y enormes e impresionantes pozas de agua en el lecho del río, muchos metros más abajo.
En este lugar gira a la derecha y toma la vereda de Hinojosa de Duero o camino de San Leonardo, que con dirección oeste conduce hacia Hinojosa de Duero. El paisaje que se abre es completamente diferente, ante los ojos se abre un vasto territorio de suaves y onduladas pendientes desprovisto mayoritariamente de vegetación arbórea y cubierto de pastizales, aprovechados para la ganadería, principalmente de ganado vacuno. Aquellas fincas que no son pastoreadas comienzan a ser pobladas por retamas.
Junto a los regatos y fuentes o en el borde de las paredes de piedra que sirven para delimitar las fincas, aprovechan para medrar matorrales o arbolillos que apetecen de humedad y frescos, como son los sauces (Salix sp.) y las zarzas (Rubus sp.). Con este paisaje, el camino se va acercando a Hinojosa de Duero, que aparece poco después de cruzar las vías férreas de una línea abandonada.
La entrada a esta población, final de la etapa, se realiza por donde se encuentra el polideportivo municipal, alcanzando un poco más adelante una zona de descanso provista de una fuente. Situada en el declive del “Teso de San Pedro”, esta localidad se asienta sobre un antiguo castro ibérico, siendo conocida principalmente en la provincia de Salamanca por sus quesos.
Perfil
Destacados
Información adicional
La Presa de Saucelle
La presa o salto de Saucelle es una obra de ingeniería hidroeléctrica construida en el año 1956, siendo la primera que se puso en servicio en el tramo del Duero Internacional adjudicado a España. Se trata de una presa de gravedad con planta curva y vertedero superior, con una altura sobre el cauce de 79 metros. La razón por la que se construyeron tantas presas en este tramo internacional del Duero, es que es donde se presentan los mayores desniveles del río, tras recoger grandes aportaciones de agua de su propia cuenca y de dos importantes afluentes, el Esla y el Tormes. A esto hay que añadir las ventajosas características geológicas y topográficas para poder situar las presas y conseguir embalses con la suficiente capacidad de almacenamiento.
Los orígenes de los saltos del Duero se remontan a 1903, cuando el ingeniero de caminos Eugenio Grasset y los industriales Fernando Celayeta y Manuel Taramona, recorrieron por primera vez el cañón del Duero en la zona de los Arribes, dándose cuenta del potencial disponible.
Inmediatamente solicitaron las concesiones necesarias, pero Portugal no atendió a dichas solicitudes, y el estado español tampoco medió. En 1912 se estableció un Convenio entre ambas naciones por el cual las dos tendrían en los tramos fronterizos de los ríos los mismos derechos, y por lo tanto los interesados en aprovechar eléctricamente los saltos tendrían que presentar el proyecto técnico y conseguir la concesión en ambos estados. Sin embargo, la realidad fue que, mientras en España el interés por aprovechar hidroeléctricamente el Duero era notable, en Portugal este interés no existía. Esto subsistió hasta que los portugueses accedieron a negociar, llegando en 1927 a un acuerdo por el cual se reservaba a Portugal la utilización de todo el desnivel del río en la zona comprendida entre el origen del tramo internacional y el punto de confluencia del Tormes con el Duero. España se reservaba el uso de todo el desnivel del río en la zona comprendida entre el punto de confluencia del Tormes con el Duero y el extremo inferior del tramo internacional.
El resultado de este acuerdo fue el inicio, muchos años más tarde, de las obras de la presa de Saucelle, que no sería inaugurada hasta el año 1956, y de Aldeadávila, en 1963.