Red de Caminos
Naturales
Etapa 38: Mieza - Vilvestre
Descripción
Entre pastos y frutales
El entorno botánico de Mieza, donde según los botánicos se encuentra el mejor bosque de almez, hojaranzo o lodonero de Europa Occidental, es el marco incomparable por el que se desarrolla esta etapa. Un paseo por este imponente paisaje, donde la roca domina sobre los suelos capaces de sostener vida vegetal, resulta un regalo para los sentidos.
La etapa comienza en Mieza, el sendero pasa junto a un abrevadero y llega a un cruce de caminos. Toma la pista de la izquierda y asciende en dirección al Cerro de San Pedro, encontrándose un paisaje abierto donde dominan los pastos, las encinas (Quercus ilex) y muretes de pizarra que delimitan las parcelas de la localidad.
El camino es cómodo y el horizonte amplio. En este tramo se alternan los campos de frutales, principalmente de cerezos, almendros y olivos, con los pastos de hierba que cubren la zona de la Charca de Las Escarbazas y la Fuente de Milredondo. Ocasionalmente aparecen grupos densos de encinas, generalmente en zonas de acumulación de piedras, que han resistido el embite del ganado.
A los pocos kilómetros el paisaje se abre y a lo lejos se intuye el hondón del Duero, donde al abrigo de los fríos vientos se resguarda el mayor bosque de almez de toda Europa.
Los bloques torneados de granito compiten con los farallones de cuarzo en el paraje de El Molmeral y regalan al senderista unas bonitas vistas y un bello cuadro que llevarse en la memoria.
El sendero avanza por un camino amplio y cómodo. Los pastizales aparecen ocupados por escobas (Cytisus scoparius) que hacen las delicias de las vacas, pues utilizan sus ramas para rascarse la barriga. Un gran chopo lombardo (Populus nigra) en medio de una finca marca la llegada al punto más bajo de la etapa, momento en el que el itinerario cruza el pequeño arroyo de las Payitas por un puente de hormigón paralelo a un bonito puente de piedra, ya en desuso.
El trayecto se acerca al final, pero antes supera un pequeño desnivel para librar el Sierro del Caño. Por el camino de Fermines el recorrido alcanza la localidad de Vilvestre. El pueblo llamará la atención por sus anchas calles y su caserío, donde se encuentra la Ermita de la Virgen del Castillo y un crucero de piedra cubierto de líquenes. Una vez en el pueblo, el camino gira a la izquierda y llega a un coqueto parque, donde finaliza la etapa.
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El almez
Los escasos almeces (Celtis australis) encuentran en los Arribes del Duero uno de sus mejores refugios.
El almez es un árbol de hoja caduca que puede alcanzar los veinte metros de altura, aunque en condiciones normales no supera los diez. Tiene el tronco recto y la corteza lisa, aunque con el paso del tiempo se agrieta un poco.
Sus hojas tienen forma de punta de lanza, son de color verde oscuro en el haz y algo más clara en el envés. Están cubiertas por pelitos de color blanco y son suaves al tacto.
Es un árbol que a lo largo de la historia ha estado muy ligado a las tradiciones y quehaceres del medio rural, bien para la elaboración de utensilios o para alimentar con sus hojas al ganado. Su madera es dura y resistente y se ha usado para la fabricación de toneles. Los frutos del almez son dulces y ricos en vitamina C, por lo que se comían directamente o se fabricaban con ellos confituras y mermeladas.