Red de Caminos
Naturales
Etapa 35: Pereña de la Ribera - Masueco
Descripción
El río Uces y el pozo de los humos
La mezcla de amplias pistas entre viñedos y parameras y de senderos entre muros de piedra marca esta etapa, en la que se pasa por uno de los mejores espectáculos de agua de la zona, una catarata de cincuenta metros de altura.
La etapa 36 comienza en la localidad Pereña de la Ribera, población en cuya arquitectura popular predomina la utilización del granito, materia prima abundante en la comarca.
El punto kilométrico 0 se encuentra al inicio del camino de los Cuernos, un recorrido fácilmente transitable que da acceso a las tierras agrícolas, entre las que destacan varios viñedos. La actividad vitivinícola ha sido la más característica en la comarca y todavía persiste a pesar del envejecimiento de la población.
En la zona, además de la Bodega Cooperativa, han sido numerosas las bodegas particulares que se formaron, e incluso en los últimos años se han abierto nuevas dedicadas a la producción de vinos de calidad. Asimismo, no hay que olvidar la presencia de parcelas dedicadas al cultivo del olivo y el almendro. Y existen zonas cerca del río donde se cultivan naranjos y limoneros debido al microclima mediterráneo que presentan.
Al llegar al paraje de los Cuernos, aparece un cruce con dos posibilidades, el sendero toma el ramal de la izquierda, una vereda estrecha y poco transitada. No obstante, merece la pena desviarse por el camino de los Cuernos unos pocos metros más para llegar al Pozo de los Humos, una caída de agua de más de cincuenta metros.
Nada más tomar salir del cruce el camino avanza por un estrecho sendero, rodeado de escobas (Cytisus scoparius) y aisladas encinas (Quercus ilex). Desde aquí se contempla a lo lejos el caserío de la población de Masueco, donde terminará la etapa.
Continuando el trazado la senda va a parar a la carretera DSA-560 (antigua SA-CV-101) tras haber superado un par de cancelas de maderas.
El recorrido prosigue por la carretera en ligero descenso. Las retamas abandonan las laderas, que en este tramo están cubiertas por rebollos o melojos (Quercus pyrenaica).
Tras una curva de 180 grados hacia la derecha el sendero cruza el puente de Pereña sobre el río Uces y abandona la calzada para adentrase en un camino rural.
El Camino Natural continúa en dirección a Masueco. Pasa junto a cultivos de olivos, almendros y otros frutales, atraviesa la carretera en un par de ocasiones, e inicia el tramo final.
El camino se ensancha, apareciendo un desvío en un cruce a la derecha que es una segunda posibilidad de acceder al Pozo de los Humos, justo antes de llegar al núcleo urbano.
La iglesia de San Nicolás de Bari, de estilo gótico y construida en el siglo XV es el colofón y representa el punto final de esta etapa.
Enlaces de interés
Perfil
Destacados
Información adicional
Pereña de la Ribera
En el caserío destaca la torre de espadaña de la iglesia parroquial de Santa María construida en el siglo XVI y que marca la silueta del pueblo, y la ermita de Nuestra Señora del Castillo en la cumbre del Berrocal.
Junto a la ermita hay evidencias de asentamientos desde épocas prehistóricas. La tradición cuenta que con la llegada de los musulmanes la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles o del Castillo fue escondida y enterrada por los pereñanos bajo la fortaleza allí existente. Siglos más tarde la figura fue recuperada y a partir de ese momento se convierte el Teso de la Ermita en lugar de peregrinación destacado del condado de Ledesma y de las tierras lusitanas al otro lado del río Duero.
El Pozo de los Humos
El Pozo de los Humos es una cascada en el río Uces. La granítica pared por la que fluye la cortina de agua tiene una caída libre de más de cincuenta metros que, al llegar al fondo, forma una nube de vapor que se eleva por todo el contorno creando un espectáculo inolvidable.
La mejor época de visita es durante la primavera y el otoño, porque en el verano se produce un estío de sus aguas. El bonito nombre de los Humos procede del bullicio del agua al caer en las cascadas.
El Pozo de los Humos tiene más de 100 metros de profundidad y cuentan los lugareños que a este pozo cayeron en una ocasión un carro y dos bueyes; y que uniendo todas las sogas que disponían y atándolas a una gran piedra no fueron capaces de tocar el fondo.