Red de Caminos
Naturales
Etapa 32: Fermoselle - Trabanca
Descripción
A orillas del río Tormes: A caballo entre Zamora y Salamanca
Viñedos y olivares acompañan el camino entre Fermoselle y Trabanca; y el río Tormes, remansado a la fuerza por la enorme presa de La Almendra, es testigo mudo del andar del senderista.
El recorrido comienza en Fermoselle, abandonando el núcleo urbano por la calle del General Mola donde cruza la carretera CL-525 que, tras tomar la calle San Juan y la de las Eras, vuelve a cruzar a la altura de una plazoleta. Enseguida el sendero deja atrás la calle urbanizada y llega a un cruce donde toma el ramal de la derecha para, transcurridos unos 250 metros, volver a cruzar por última vez la carretera CL-525.
El itinerario se despide definitivamente del entorno urbano de Fermoselle siguiendo un camino ancho y de buen firme junto a fincas de olivos y viñas en el paraje del Álamo blanco. El mismo firme y fincas de cultivo acompañan durante un buen trecho al trayecto. Se trata de una buena representación de penillanura aprovechada para el cultivo de olivos, vid, almendros, etc. en los Arribes del Duero.
El recorrido alcanza una bifurcación, evitando el camino de la carrera de los Olivos y dirigiéndose a la izquierda por el camino de la Aceña de la Cicutina. La aceña es un molino harinero situado dentro del cauce de un río y la Cicutina es un paraje junto al río Tormes al cual se dirige el camino.
En cierto momento el camino ancho de acceso a las fincas desaparece, y el recorrido continúa por un sendero más estrecho que inicia el descenso hacia el río Tormes.
La bajada no tiene dificultad y es un agradable paseo entre encinas (Quercus ilex) y retamas (Retama sphaerocarpa), y también con presencia de enebros (Juniperus communis), cornicabras o terebintos (Pistacia terebinthus), ruscos (Ruscus aculeatus) y otros pequeños arbustos. Desde este paseo se puede admirar el alto del Picón, de especial belleza con su característica cumbre en forma de cono (657 m.).
Una vez terminado el descenso, el sendero discurre paralelo al río Tormes, recorriéndolo aguas arriba hasta topar con el puente de San Lorenzo. Esta caminata junto a la ribera se hace muy placentera encontrando una gran variedad de especies vegetales que forman un espeso bosque de galería.
Antes del puente el recorrido se incorpora a la carretera ZA-316 (luego SA-316) y continúa un par de kilómetros por el asfalto hasta desviarse por un camino que aparece a la izquierda de la calzada, ya en tierras salmantinas.
El sendero asciende en dirección al Picón de la Paya y en poco tiempo llega al mirador del Somaero, con excelentes vistas sobre el valle del Tormes. Más adelante se encuentra la fuente del Somaero, el refugio de la Falla del Peine y los chiviteros del Somaero.
Durante este tramo, antes de llegar a Trabanca, las vistas sobre la presa de La Almendra, que retiene las aguas del Tormes, son espectaculares.
El tramo de ascenso termina y el firme torna ancho y en buenas condiciones. Desde aquí, en un ligero sube y baja, dejando pequeñas fincas a los lados el camino, llega hasta la localidad de Trabanca, final de la etapa.
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El olivo y el aceite en los Arribes del Duero
Los olivares han estado presentes en la comarca desde hace más de seiscientos años, ocupando gran parte de los plantíos de los Arribes.
Representaron una pieza fundamental en la economía de la zona, siendo el destino del aceite, además del autoconsumo, el comercio con el resto de los pueblos de la zona y de Castilla.
Este comercio produjo un crecimiento continuo de las fincas dedicadas a su cultivo, a la par que los nuevos tiempos determinaban su especialización. Así, a mediados del s. XX, el olivar aparece mezclado con la viña en el norte, mientras que en el sur lo hace con los frutales, e incluso en algunos pueblos, aparece dominando bancales y cotos.
Con todo, como cultivo trabajoso que es, y pese a las rentas obtenidas de su comercio, se vio notablemente afectado por la emigración que afectó a toda la zona. Al igual que el resto de los cultivos que ocupaban los bancales, se fueron abandonando o descuidando por falta de mano de obra y por la imposibilidad física de mecanizar las tareas.
Hoy en día, las subvenciones y el interés reciente por la comarca y sus productos están reactivando su cuidado y recuperación.
A orillas del río
Los ríos en las zonas de penillanura, como es el Tormes a su paso por esta zona, albergan mucha vida tanto animal como vegetal. El agua pausada y la anchura del cauce son el reclamo para muchas especies, que escogen estos tramos del río como lugar de residencia.
En el Tormes viven peces como el barbo (Barbus sp.), el cacho (Squalius sp.) o la boga (Pseudochondrostoma duriense), aves como las garzas reales (Ardea cinerea) o los martines pescadores (Alcedo atthis) y mamíferos como las nutrias (Lutra lutra) o visones americanos (Mustela vison).
La vegetación es exuberante y diversa, lo que favorece la presencia de herbívoros como la rata de agua (Arvicola sapidus). Los alisos (Alnus glutinosa), sauces (Salix sp.), olmos (Ulmus sp.) y chopos (Populus sp.) son los árboles más importantes de la comunidad ribereña, escondiendo entre sus ramas oropéndolas (Oriolus oriolus), currucas (Sylvia sp.), carriceros (Acrocephalus sp.), e incluso los nidos, en forma de calcetín, del pájaro moscón (Remiz pendulinus).
Bajo el agua se ocultan pequeños invertebrados y los deseados cangrejos, que se alimentan de pequeños insectos y plantas sumergidas.
En los taludes de tierra crían los multicolores abejarucos (Merops apiaster), las golondrinas (Hirundo rustica) o los aviones zapadores (Riparia riparia), que abandonan sus colonias cuando llega el invierno o el talud deja reunir las condiciones necesarias.
El embalse de La Almendra
Al noroeste de Salamanca, poco antes de unirse a la intensidad del padre Duero, el río Tormes ve detenido su curso en una formidable pantalla: es la presa de La Almendra, que da origen a un auténtico mar interior con sus casi 8.000 hectáreas de superficie inundada. Su singularidad radica en que la central hidroeléctrica, el salto, se encuentra a 15 kilómetros de distancia, en Villarino de los Aires, donde el agua llega a través de un túnel de siete metros de diámetro excavado en la roca.
La presa de La Almendra es uno de los embalses más grandes de Europa y el tercero en importancia de España. Es un lago artificial en el que se pueden practicar distintos deportes náuticos, la pesca o darse un baño en unas aguas totalmente cristalinas y tremendamente profundas.