Red de Caminos
Naturales
Etapa 16: Tordesillas - Castronuño
Descripción
Por la Vega del Duero - Las Riberas de Castronuño
Durante esta etapa el Camino Natural del Duero se dirigirá hacia tierras Zamoranas. Desde Tordesillas, atravesando parte de la tierra de campos llegará hasta la Reserva Natural “Riberas de Castronuño-Vega del Duero”, un paraje de singular belleza y especial atractivo para los amantes de la naturaleza y el turismo ornitológico.
Los primeros metros de la etapa transcurren en el interior de Tordesillas. El camino sube por la avenida de Portugal para girar a la izquierda posteriormente por la avenida de la Torrecilla de la Abadesa, que conduce a la plaza de toros. Se sale de Tordesillas por un camino que deja a mano izquierda la ermita de San Vicente, desde la cual se contempla una espléndida vista. Transcurridos unos metros, entra por el camino de servidumbre del Canal de Tordesillas, pasando por debajo de la autovía A-62 y llegando hasta la carretera VP-7701. Cruza ésta para continuar por el canal hasta que deja de ser transitable y hace cruzar de nuevo la carretera para ir en paralelo a ésta por un camino agrícola hasta entrar en Torrecilla de la Abadesa. El Camino Natural bordea esta localidad, saliendo por un camino que deja a mano derecha unas construcciones de adobe que se encuentran en el paraje de Las Eras, en las afueras de la localidad. Y vuelve a seguir el canal cruzando otra vez la carretera y adentrándose en una zona de pinar y a su vez, en la Reserva Natural "Riberas de Castronuño-Vega del Duero”.
El Canal del Tordesillas, que permite los cultivos de regadío en esta zona, acompañará al camino durante algunos kilómetros, hasta salir a la pista asfaltada que sube a la finca de Torre Duero, donde se encuentra la Ermita de la Virgen, rodeada de viñedos y oteando el valle. Siguiendo la señalización, llegamos entre vallado y dehesas de encinas, a la finca de Villa Esperanza, para continuar siguiendo este paisaje hasta el Caserío de Cubillas, sito sobre los escarpados del Duero.
La encina (Quercus ilex), especie capaz de colonizar cualquier tipo de suelo y muy resistente a los cambios de temperatura; bajo ella se asientan tomillos (Thymus sp.), cantuesos (Lavandula stoechas), botoneras (Santolina rosmarinifolia) y pequeñas jaras (Cistus sp.). Poco a poco el camino va acercándose a su orilla y transformándose en un paisaje más abierto donde se mezclan esta vegetación mediterránea con el bosque de ribera.
En el Espacio Natural de las Riberas de Castronuño es muy importante la vegetación de ribera, donde las alienaciones de chopos negros (Populus nigra) y álamos blancos (Populus alba) son las formaciones más representativas. Estos bosquetes se sitúan cerca del río, pues los chopos y álamos necesitan más de doscientos litros de agua diaria para sobrevivir.
Las choperas son los lugares elegidos por martinetes (Nycticorax nycticorax) y garzas reales (Ardea cinerea) para criar, mientras que las garzas imperiales (Ardea purpurea) construyen sus nidos entre los carrizos y espadañas que crecen en las orillas del río. También fresnos (Fraxinus angustifolia), sauces blancos (Salix alba) y olmos (Ulmus minor), medran sobre los fértiles suelos arcillosos de las Riberas de Castronuño.
Según la etapa va llegando a su fin, el camino natural cruza unas vías de ferrocarril y se introduce en el encinar de La Rinconada, atraviesa la presa de San José desde donde se pueden ver unas magníficas vistas del embalse y de Castronuño. Finalmente se llega a la carretera CL-602, donde girando a la izquierda por una senda entre el río y el quitamiedos de madera, se asciende hasta la localidad de Castroñuño. Este tramo es compartido con la siguiente etapa.
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El Adobe
El adobe es un material de construcción muy utilizado antiguamente en los territorios donde no había piedra o roca para mampostería. Está formado por una masa de barro mezclado con paja, moldeado en forma de ladrillo y secado al sol para su posterior uso.
Es el elemento de construcción más característico de la Tierra de Campos por ser el más fácil de elaborar y utilizar, así como por su versatilidad. La fabricación de los adobes, a pesar de su sencillez, requiere una serie de pasos: se criba la tierra para limpiarla de impurezas; se amontona y mezcla con la paja, se añade agua al tiempo que se pisa para que todo quede bien humedecido. Una vez hecha la pila de barro se vuelca en unos moldes rectangulares de madera llamados gradillas, hormas o bancales. El barro se aprieta bien con las manos y el sobrante se elimina con un rasero. Finalmente se les pone a secar al sol, dándoles vueltas para que se sequen por todos los lados y no se resquebrajen.