Red de Caminos
Naturales
Etapa 6: Villamayor - Espinaredo
Descripción
Una ventana sobre Piloña
Sin salir del concejo de Piloña, el Camino Natural parte de Villamayor y discurre en dirección sur hacia la Sierra Bedular por una ruta que ofrece magníficos paisajes sobre la comarca, con vistas a Infiesto y a las vecinas sierras del Sueve, del Aves y del Sellón, hasta alcanzar Espinaredo, localidad famosa por sus hórreos y situada sobre una fértil vega a orillas del río del Infierno.
La ruta parte de la plaza de Villamayor, situada a la entrada del pueblo, donde se encuentra el panel informativo de inicio de etapa, a la que se accede girando a la derecha en dirección a Torin y Rodiles. Antes de emprender el camino, podremos visitar la iglesia románica de Santa María, de la que solo se conservan su cabecera y parte de la nave mayor. El templo formaba parte de un convento de monjas benedictinas del siglo XII, hoy desaparecido, que fue clausurado en el siglo XIV por el Obispo de Oviedo bajo la acusación de vida pecaminosa y licenciosa. La nave de la iglesia fue demolida en el siglo XIX y el edificio que la sustituyó fue primero cárcel y luego escuela. Está declarada Bien de Interés Cultural como Monumento histórico-artístico nacional.
Desde la plaza de Villamayor, siguiendo las indicaciones, emprenderemos el camino por una carretera asfaltada que se abandona poco después de pasar por un pequeño puente sobre el río La Cueva y por delante de varias casas, para continuar por una pista.
Ascenderemos ligeramente por la pista, delimitada en su margen izquierdo por pequeños bosquetes de robles (Quercus robur) y castaños (Castanea sativa) y por prados en el margen derecho. Entre la arboleda podremos divisar la llanura aluvial del río Piloña.
Al finalizar la pista, es preciso ascender por carretera hacia la izquierda, siguiendo la señalización, en dirección a Melardi. Una vez en este pueblo y según las indicaciones, la ruta continúa ascendiendo moderadamente por pista en dirección al núcleo rural de Valle.
Una vez en Valle, el sendero desciende por las callejuelas del pueblo, a través de hórreos y casas de piedra, dejando a la izquierda la iglesia de Santa María Magdalena.
A la salida de Valle, el camino sigue su descenso por carretera, cruzando un pequeño puente desde el que se puede observar un molino antiguo de piedra en la orilla del río, y asciende después entre prados y pastizales hasta Cardes, pasando por una zona del pueblo conocida como Taradiellu.
Pocos metros después, la ruta vuelve a incorporarse a una pista de zahorra en fuerte ascenso hacia la Sierra Bedular. El camino pasa por pastos de diente, continúa entre robles, abedules y castaños, además de zonas de helechal y brezal-tojal y cruza la riega de Saliencia. Durante la subida, podremos disfrutar de estupendas vistas a Infiesto, y a las sierras del Sueve, de Aves y del Sellón.
Una vez en el collado conocido como La Tayada, poco antes de llegar a Porciles, la pista de tierra comienza a descender, en un punto donde también encontraremos indicaciones para el sendero GR-105, hasta llegar a un depósito de agua a partir del cual el camino ya discurre por pista de hormigón.
Después de atravesar Porciles, la pista se incorpora a la carretera y desciende entre prados y pequeños bosques de castaños y robles hasta Espinaredo, una localidad conocida por su gran número de hórreos. Atendiendo a la señalización, la ruta finaliza al lado de la iglesia del pueblo, donde encontraremos el cartel de fin de etapa.
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Información adicional
La Estela de Oculatio
En el barrio del Valledal de Villamayor se encuentra una vivienda que destaca sobre todas las demás por su apostura: la casa Pastrana, un bellísimo ejemplar de casa de labor llena de tipismo, situada en un barrio con importantes construcciones arquitectónicas de carácter popular, donde abundan los hórreos de mucha antigüedad, los corredores y las galerías portaladas.
La casa Pastrana es de planta rectangular y tiene un corredor de madera tallada, una panera que la acompaña y un patio delantero. Su fachada, con portada de medio punto, presenta elementos decorativos diferentes de los habituales en la arquitectura tradicional de la zona. Se trata de cuatro canecillos románicos tomados de la vecina iglesia de Santa María y una piedra de río que testimonia la ocupación romana, la conocida Estela de Oculatio.
Este gran canto rodado de la fachada fue hallado a orillas del río Piloña y tiene un epígrafe romano de carácter funerario donde adivinamos una inscripción, en la que además del nombre del fallecido, aparece el nombre de una gentilidad: los Viromenici, habitantes de la comarca más inmediata.
Los hórreos de Espinaredo
A los pies de la Sierra Bedular, antesala de las sierras de Aves y de la Giblaniella, en una fértil vega agrícola bien regada, se encuentra la localidad de Espinaredo o Espinaréu, dividida por el río del Infierno, que desemboca en el Piloña, a los pies de Infiesto.
Los habitantes de Espinaredo han vivido durante siglos agrupados ocupando el menor espacio útil posible, como parecen demostrar los últimos hallazgos arqueológicos realizados en la Cueva de Aviao (Solutrense y transición al Epipaleolítico) y Peña Ferrán (Neolítico y romano).
Las múltiples casas agrupadas de tipo popular, con balcones de madera, piedra encalada y una planta, forman un armonioso conjunto que fue restaurado en 1990, y en el que llama poderosamente la atención la gran cantidad de hórreos tradicionales que jalonan sus calles, superando la treintena. La mayor parte de los hórreos que dan fama a Espinaredo, construidos entre los siglos XVII y XVIII, se encuentran todavía en buen uso y apenas están decorados, aunque algunos conservan algún motivo aislado en las “colondras” o grabados en los “liños”, como puntas de diamante, taqueados y cruces.
A orillas del río del Infierno se levanta junto a un tejo (Taxus baccata) la iglesia parroquial de Espinaredo, Santa María de las Nieves, obra del siglo XVIII con un claro matiz popular. Tiene planta de cruz latina, cabecera recta con bóveda de medio cañón, espadaña y pórtico lateral, arcos de medio punto abriendo las capillas laterales y una altiva espadaña de sillares. Fue modificada durante los siglos XIX y XX.