Red de Caminos
Naturales
Etapa 19: Belmonte - Boinás
Descripción
La ruta del oro
El Camino Natural sigue ligado a las vías de comunicación históricas que atraviesan el concejo de Belmonte de Miranda, en este caso el Camín Francés, utilizado para el transporte del material aurífero extraído en tiempos romanos. Comenzando en Belmonte, la etapa recorre la Sierra de Arceyo, pasa por las faldas de la Sierra de Begega y concluye en Boinás.
En Belmonte de Miranda, la actividad extractiva durante el Imperio Romano se concentra en la Sierra de Begega, en cuyas inmediaciones nacen núcleos dedicados a los trabajos relacionados con la minería. En esta etapa, el Camino Natural pasa por el Camín Francés, que comunicaba León con Asturias, y era utilizado para el transporte del material aurífero.
El Camín Francés atraviesa el municipio por el cordal oeste, y también fue transitado por los vaqueiros de alzada que en verano se dirigían a Somiedo. La ruta parte de Belmonte, capital del concejo, recorre la Sierra de Arceyo y pasa por las faldas de la Sierra de Begega, bajando hacia el valle del río Cauxa, en dirección al pueblo de Boinás, destino final de la etapa.
Junto al panel de inicio de etapa en Belmonte, existen dos alternativas para comenzar la ruta. Una de las opciones continúa por la carretera AS-227, en sentido contrario al pueblo, pasando por el polígono industrial y tomando una desviación a la izquierda en fuerte ascenso, en dirección a Posadorio (El Pousadoriu). El camino pasa por encima de este pueblo, sin atravesarlo, y prosigue ascendiendo hacia la localidad de Cezana.
La segunda opción, desde el panel de inicio de etapa, continúa por la AS-227, atravesando Belmonte, y continúa por esta carretera hasta llegar a Cezana. En este caso, el recorrido es más corto. Desde Cezana, siguiendo las señales direccionales, la ruta discurre por un camino estrecho de piedra y tierra, en pronunciado ascenso a lo largo de la Sierra de Arceyo, hasta llegar a la zona alta, donde predominan los prados y pastizales.
Desde este punto, el camino comienza a descender hacia la Braña Extremera, entre pastizales y naves ganaderas, con preciosas vistas al frente de la Sierra de Begega y de la Peña El Castiellu (Carricedo), donde se ubicó la fortaleza altomedieval del territorio Miranda (siglos IX-XII).
Entre los siglos VIII al XII, la organización administrativa dividía el actual concejo en dos circunscripciones separadas por el río Pigüeña: Miranda, en la margen izquierda del río, y Salcedo, en la derecha. Cada una de ellas poseía una fortificación, desde la que se controlaba el territorio, y de las que aún se conservan algunos restos. Las escasas dimensiones de la cumbre de la Peña El Castiellu apenas dejan sitio para una pequeña torre, aunque los 970 metros de altitud permitían controlar todo Miranda.
Una vez rebasadas Las Brañas, siguiendo las señales direccionales, en el último tramo de la etapa el trazado desciende por un camino estrecho de piedras y tierra, hasta llegar a un cruce, donde la ruta prosigue por el camino de enfrente, ascendiendo por una carretera en la que deberemos extremar las precauciones.
En este ascenso por la falda de la Sierra de Begega, el paisaje se encuentra dominado por zonas de matorral brezal-tojal y bosquetes salpicados de robles (Quercus robur) y castaños (Castanea sativa). Continuando el camino por la carretera, la ruta gira hacia la derecha en fuerte subida, incorporándose a la carretera AS-310, en dirección a Tuña, hasta el pueblo de Boinás, donde concluye la etapa.
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Información adicional
El Aula del Oro
El Aula del Oro, situada en el antiguo edificio de la cárcel, en la localidad de Belmonte, da testimonio de la tradicional vinculación del concejo de Belmonte de Miranda con este metal precioso. Se trata de una exposición dividida en dos salas.
La primera de ellas se centra en la minería prehistórica, y en ella se explican, mediante paneles, las explotaciones de oro, cobre y azabache en el ámbito europeo.
La segunda sala está dedicada a las explotaciones romanas de oro que, durante el siglo I y parte del II, convirtieron el occidente de Asturias en la principal fuente de recursos del Imperio Romano. La pieza maestra de esta segunda sala es una gran maqueta de seis metros de las explotaciones de Las Médulas (León), declaradas Patrimonio de la Humanidad, que constituye uno de los ejemplos más espectaculares de lo que los romanos llegaron a inventar para extraer un material que para ellos era moneda de cambio.
Minería aurífera romana. Sierra de Begega
Plinio el Viejo, escritor del siglo I d.C., estimó que en el noroeste de la Península Ibérica se producían cada año unos 6.500 kilos de oro a través de diversos medios y sistemas, tanto en minería de interior como al aire libre, siendo esta la mayoritaria. En el concejo de Belmonte de Miranda encontramos algunas de las antiguas explotaciones romanas más representativas de las localizadas en Asturias, la mayor parte de ellas situadas en las proximidades de la Sierra de Begega, entre los ríos Narcea y Pigüeña.
Uno de estos testimonios son las minas romanas de Boinás, situadas al sur de la Sierra de Begega. Este complejo minero ocupó una superficie aproximada de cien hectáreas y estaba comprendido por tres núcleos de explotación, un pequeño castro y una extensa red hidráulica, que servía para recoger y canalizar el agua procedente de las cimas más altas de la sierra, utilizada por los romanos para socavar los yacimientos auríferos. La red hidráulica de Boinás estaba compuesta por canales y depósitos y tenía su centro principal en el Alto de la Cueva.
Por su parte, el castro fortificado de Peña Aguda estaba situado sobre la cima del monte que domina las explotaciones de Boinás y sirvió para albergar a los trabajadores y soldados destinados en estas minas durante el siglo I d.C., cuando las explotaciones de Boinás se encontraban a pleno rendimiento.
Las Estacas y Carricedo
A medio camino entre Belmonte y Boinás, próximas a la carretera AS-310, y asentadas sobre sendos desmontes de minas romanas, se encuentran las poblaciones de Las Estacas y Carricedo, situadas a 620 y 680 metros de altitud, respectivamente. Ambos fueron pueblos de invierno de los vaqueiros de alzada, un grupo social diferenciado cuyo origen hay que buscarlo en los siervos vaqueros que cuidaban los grandes rebaños de ganado vacuno que poseía el señorío eclesiástico y laico desde el Medievo. Ambos lugares aparecen ya en la documentación medieval del siglo XII.
Los vaqueiros de alzada practicaron la trashumancia, aprovechando los pastos altos en verano y, en otoño, “alzaban” con todos sus ganados y enseres de la casa y bajaban a pasar el invierno a pueblos de cotas más bajas, como Las Estacas o Carricedo, donde aún quedan familias que suben en verano a Somiedo. El pueblo de Las Estacas formó parte, junto con Vigaña, del territorio Arcéu, y aún conserva una importante casona conocida como El Palacio o Casa Don Paco.