Etapa: Teruel - Puebla de Valverde

La etapa tiene su punto de partida en la antigua estación de Teruel, justo al lado del panel interpretativo de Caminos Naturales. Este complejo ferroviario estaba compuesto por diferentes edificios, entre los que destacan la estación propiamente dicha, a la izquierda del itinerario, y el almacén, a la derecha.

Si bien, antes de embarcarse en este apasionante viaje, es imprescindible explorar y disfrutar de la ciudad monumental de Teruel. Este enclave ha estado habitado desde tiempos inmemoriales, debido a su estratégica localización entre los ríos Guadalaviar y Alfambra, que se unen para dar lugar al río Turia. En noviembre de 1986, la UNESCO declaró la ciudad de Teruel Patrimonio de la Humanidad por su impresionante conjunto de arte mudéjar, del cual la catedral de Santa María de Mediavilla, la torre de San Martín y la torre de El Salvador son solo algunos ejemplos que quedarán grabados en la memoria de cualquier visitante.

Sin más preámbulos, comienza la etapa alcanzándose el desvío que conecta el Camino Natural con la Senda fluvial río Alfambra. Un tramo serpenteante y varios pasos subterráneos permiten superar las carreteras A-226 y A-23, para, poco después, retomar de nuevo el antiguo trazado ferroviario. En un constante y suave ascenso se transita por una zona de cárcavas de gran belleza, en el área conocida como Puntal de la Hoya Blanca, donde los diferentes materiales que afloran en estas laderas dotan al paisaje de una variedad cromática espectacular.

Tras varios kilómetros disfrutando de este entorno, se alcanza un antiguo viaducto ferroviario totalmente acondicionado para el paso de peatones y ciclistas. Poco después, se cruza de nuevo la autovía A-23 a través de un paso inferior y se divisan a la derecha del trazado los primeros bosques de pinares de la Hoya de Teruel. Se juguetea con la mencionada autovía cruzándola en dos ocasiones más, siempre mediante pasos inferiores que no representan dificultad ni peligro alguno.

Poco después de cruzar el último paso, se atraviesa el antiguo viaducto ferroviario, que ha sido totalmente acondicionado, la Rambla de Río Seco y nuevamente la autovía A-23, esta vez por un puente asfaltado. En este punto y antes de continuar con la etapa, se tiene la oportunidad de visitar la localidad de Valdecebro, que actualmente depende del municipio de Teruel. A pesar de haber sido parcialmente destruida por los intensos combates de la Guerra Civil Española, fue reconstruida y ha mantenido su esencia y arquitectura popular. La iglesia de San Pedro y la ermita de San Cristóbal son buenos ejemplos de este patrimonio arquitectónico y cultural que aún perdura.

Retomando el antiguo trazado ferroviario se va ganando altura gracias al continuo ascenso con las suaves pendientes que caracterizaban al ferrocarril minero. Se alcanza la antigua estación de Valdecebro, donde el paso del tiempo ha hecho mella en su estado de conservación. Junto a ella, un panel interpretativo de Caminos Naturales y un área de descanso que permiten recuperar fuerzas y afrontar los últimos kilómetros de constante y suave ascenso.

Entre los densos bosques de pinos, los enebros (Juniperus communis y Juniperus oxycedrus) van ganado presencia, mientras que algunas sabinas (Juniperus thurifera) empiezan a aparecer en esta zona de dura climatología, que les resulta especialmente propicia.

Un nuevo viaducto, que supera el Barranco del Nabali y el camino de las Suertes, ofrece una experiencia única a las usuarias y usuarios del camino. Le siguen varios tramos de trincheras, cuya construcción fue necesaria para reducir la pendiente que debía sortear el ferrocarril cargado de vagones repletos de mineral de hierro de las minas de Sierra Menera. Ahora son los extensos bosques de pino laricio los que dominan el paisaje, permitiendo en ocasiones la proliferación de pequeños bosquetes de encinas (Quercus ilex). Estos se mezclan con las cárcavas de tierras rojizas, fruto de largos procesos erosivos, formando un mosaico de gran interés a nivel visual.

Poco después, el itinerario alcanza un antiguo túnel ferroviario totalmente recto de 92 metros de longitud, que no representa dificultad alguna, aunque siempre es recomendable llevar una linterna. Tras él, un viaducto cruza el Barranco de Gasconilla y un nuevo túnel de 127 metros de longitud, en este caso dotado de iluminación artificial, precede al viaducto que supera el Barranco del Francés.

Se suceden otros dos viaductos que atraviesan el Barranco de los Gatos y el Barranco de Mora, respectivamente. Las sabinas y enebros han ido ganando protagonismo en detrimento de los pinares, a medida que se avanza por el Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) de los Sabinares del Puerto de Escandón. Un panel interpretativo de Caminos Naturales indica el final de esta tipología de señalización. A partir de este punto, las señales adoptan el estilo de las Vías Verdes, continuando con la numeración de los hitos kilométricos anteriores.

Poco después, comienza un tramo compartido con vehículos a motor que se deberá recorrer con precaución y que gira a la derecha para cruzar la autovía A-23 por un paso subterráneo. Poco después se recupera la exclusividad del uso del itinerario, alcanzando la estación de Puerto de Escandón, perteneciente a la línea ferroviaria que actualmente permanece en uso. La antigua estación del ferrocarril minero hace tiempo que desapareció, dejando solo algunos vestigios de otras edificaciones asociadas a este antiguo tren.

De nuevo se transita por el antiguo trazado del ferrocarril minero, habiendo superado Puerto de Escandón, siendo este el punto más elevado de la etapa. El itinerario avanza, a partir de ahora, en predominante descenso, con las suaves pendientes que llevan acompañando a las usuarias y usuarios durante todo el viaje.

El antiguo trazado minero discurre en paralelo a la línea ferroviaria en uso, alcanzando, poco después de superar el hito kilométrico 77, un área de descanso donde recuperar fuerzas y disfrutar del entorno, mientras se observa una señal que indica que la distancia al final de la etapa es de 5,5 kilómetros.

Después de avanzar otro kilómetro, se alcanza una zona de trincheras excavadas en la roca, lo que facilita un ascenso gradual. Salpicando el paisaje, aparecen cultivos de almendros (Prunus dulcis), que destacan sobre los cultivos de cereal de secano, sobretodo en época de floración.

Al llegar al hito kilométrico 79, se cruza el viaducto que supera el Barranco de la Yedra y, tras él, aparece un panel interpretativo que informa al caminante sobre la historia del antiguo ferrocarril minero y de la cercana población de La Puebla de Valverde. Masías y sabinas adornan el paisaje, entre cultivos de secano, sucediéndose los kilómetros de descenso hasta llegar al cruce con la carretera A-2520, que precede a un pequeño tramo compartido que se deberá recorrer con precaución y finalmente a la antigua estación de La Puebla de Valverde. Aquí, el edificio de la estación, su panel interpretativo y su área de descanso ponen el punto final a esta etapa del Camino Natural Santander-Mediterráneo.