Etapa: Altura - Algimia de Alfara

La etapa comienza en la localidad de Altura, cuyo rico patrimonio arquitectónico bien merece una visita, destacando su plaza Mayor y la iglesia de San Miguel Arcángel. Sin más preámbulos, retomamos el recorriendo justo donde terminó la etapa anterior, siguiendo el antiguo trazado del ferrocarril mientras atravesamos el núcleo urbano de Altura. Pocos metros después de iniciar el recorrido, se bordea una balsa de agua construida, muy probablemente, tras el cierre definitivo del ferrocarril minero. Poco a poco se deja atrás el casco urbano de Altura alcanzando un pequeño edificio ferroviario rehabilitado en el año 2007 y convertido en la Casa de Oficios “Óleo-Altura”.

Tras recorrer algo menos de dos kilómetros desde ese punto, las usuarias y usuarios encuentran el Área de descanso Rambla Monteros. Aquí, al cruzar el viaducto del mismo nombre, se puede disfrutar de los meandros que forma el cauce, protegidos por la vegetación de ribera que crea un hábitat perfecto para una gran variedad de fauna.

Un kilómetro más adelante, un cruce de caminos y una señal nos indica que nos encontramos en Mas de Valero. Esta señal también informa de la distancia que le separa del final de etapa y otros puntos de interés como el Mirador de Sot y El Juncar.

A la izquierda del trazado, se alza la monumental Segorbe, que bien merece una visita sin prisas ni horarios que permita disfrutar de sus murallas medievales, del Castillo de la Estrella y de la Torre de la Cárcel, saboreando con tranquilidad su exquisita gastronomía. Los cultivos de frutales poco a poco van cobrando protagonismo. Tras cruzar con precaución una pequeña carretera, aparece la antigua estación de Segorbe, donde un área de descanso y las ruinas de lo que queda hoy en pie del antiguo edificio ferroviario reciben al viajero.

Tras recorrer dos kilómetros más, se cruza la Rambla Rovira, con su viaducto formado por tres arcos construidos en piedra. Aquí, el camino, sigue avanzando con el trazado del ferrocarril a la izquierda y un monte repoblado con pino carrasco (Pinus halepensis) a la derecha. Este monte, que fue pasto de las llamas hace algunos años, está renaciendo con nuevos ejemplares que crecen lentamente protegiendo el suelo de la erosión.

El itinerario avanza unos metros en paralelo a la autovía A-23, dejándola a la izquierda. Más allá, en el mismo lado, se encuentra la localidad de Soneja cuyo entorno estuvo poblado desde el Paleolítico, quedando despoblada en 1609 con la expulsión de los moriscos, siendo repoblada poco después tras la firma de la Carta de Población. Resultado de estos avatares históricos, merece la pena una visita por Soneja para disfrutar del antiguo palacio de los duques de Montellano y la iglesia de San Miguel Arcángel.

De vuelta al trazado y tras superar una rampa de subida y un pequeño y rápido descenso, se abandona el antiguo trazado ferroviario en un cruce con la carretera de acceso a una cantera. Aquí el camino avanzará dejando a la izquierda la línea de ferrocarril en uso y a la derecha la mencionada cantera en diferente estado de explotación y restauración. El itinerario pasa entonces junto a una laguna profunda, anteriormente también parte de la cantera, que se ha convertido en un humedal que acoge una gran variedad de fauna, especialmente anfibios y aves.

Las pedaladas o pasos vuelven a seguir el trazado del antiguo ferrocarril metros antes de alcanzar el Mirador de Sot de Ferrer que, desde esta inmejorable panorámica invita a visitar el palacio del Señor y la iglesia de la Inmaculada Concepción. Además destaca la escalinata blanca que conduce a la ermita de San Antonio de Padua, creando una imagen inolvidable.

De regreso al itinerario, y tras avanzar poco más de un kilómetro, se cruza el viaducto que supera el Barranco Juncar. Un kilómetro más adelante, un paso subterráneo de la autovía A-23 desvía el viaje del trazado férreo original, avanzando por senda de tierra entre los viales de acceso de la mencionada autovía.

El itinerario regresa al antiguo trazado ferroviario pasando por una zona de trincheras excavadas en la roca natural para, poco después, abandonar momentáneamente de nuevo el antiguo trazado ferroviario para retomarlo metros antes de un nuevo hito kilométrico. La señalización invita a desviarse de la ruta y visitar la localidad de Algar de Palancia, a la izquierda del trazado y primera de la provincia de Valencia. Localidad en la que es posible disfrutar de la iglesia de Ntra. Sra. de la Merced, del siglo XVIII y la Torre Árabe del siglo XIII que actualmente alberga el ayuntamiento.

De vuelta al recorrido, se supera por paso subterráneo la carretera N-225, y poco después se retoman los pasos del antiguo tren minero, llegando algo más tarde al viaducto de Arquinas, con sus cuatro arcos construidos en piedra.

Entre cultivos de naranjos y mandarinos, los kilómetros se suceden con el inconfundible aroma a azahar que impregna el alma del viajero. En lo alto de un promontorio se divisa la ermita de Ntra. Sra. de los Afligidos. Tras ese saliente montañoso, y fuera de la vista del caminante se encuentra Alfara de la Baronía, donde se puede disfrutar de la plaza de la Mare de Déu y la iglesia de San Agustín Obispo.