Tramo Estación de Arnés-Lledó-Estación de Pinell de Brai (Terra Alta)

Si el clima acompaña, antes de emprender la ruta es muy recomendable visitar la cercana zona de baño situada en un azud bajo el antiguo viaducto del tren. También merecen una visita las poblaciones medievales de Lledó (a 1,5 km) y Arnés (a 8 km).

Tras dejar atrás la estación de Arnés-Lledó, el Camino discurre entre terrazas de olivar y almendros, salpicadas por rodales de pinar. La pendiente se mantiene suave gracias a las trincheras y terraplenes que suavizan las vaguadas del terreno. Se atraviesan varios túneles, cruza la carretera T-334 y llega a la estación que daba servicio a la localidad de Horta de Sant Joan, desde donde también se puede continuar por el Camino Natural de Matarraña-Algars.

Aunque Horta de Sant Joan queda a unos dos kilómetros de la vía, vale la pena desviarse para conocerla: está declarada Bien Cultural de Interés Nacional y ofrece magníficas vistas de los Puertos de Beceite y las icónicas Rocas de Benet. A los pies de la montaña de Santa Bárbara, también se encuentran el convento de San Salvador y el olivo milenario Lo Parot. La localidad alberga además un Museo Picasso.

De regreso al trazado, el Camino atraviesa una serie de túneles y viaductos con vistas espectaculares, especialmente al acercarse a la montaña de Santa Bárbara. Algunos túneles cuentan con iluminación automática, aunque se recomienda llevar linterna por precaución.

Poco después, el recorrido se encajona nuevamente junto al río Canaletas, abandonando las zonas de cultivo. Al avanzar por este tramo, entre pinares y cultivos de terraza, se llega a la localidad de Bot, el único pueblo que linda directamente con la vía. Aquí se encuentra una fuente y un monumento conmemorativo del último viaje del tren: un billete tallado en piedra. Desde este punto, el paisaje se abre hacia un valle con una gran balsa de riego, pinares y cultivos.

Abandonando Bot, el Camino atraviesa un par de túneles bajo la atenta mirada de la ermita de Sant Josep, situada en un promontorio. Se interna luego en un estrecho paso entre montañas, hasta llegar a la estación de Prat de Compte, ubicada en un barranco algo más abierto. Desde aquí, una carreterilla serpentea hasta el pueblo, situado a tres kilómetros.

Un poco más adelante, una escultura moderna de hierro invita a detenerse y contemplar el paisaje de la Sierra de Bot. El Camino prosigue a través de una monumental obra de ingeniería: túneles, viaductos y tramos sobre cornisas talladas en la roca permiten avanzar entre sucesivas sierras, con vistas espectaculares al entorno.

El Camino alcanza uno de sus puntos más emblemáticos: el santuario de la Fontcalda, al que se puede acceder desde el Camino Natural por una pista. Este lugar cuenta con un pequeño balneario de aguas termales y está enclavado en un paraje privilegiado.

Desde aquí, se abandona el santuario atravesando los paredones verticales de la afilada sierra del Crestal, que se hunden en el cauce del río.

El recorrido continúa por el cañón del río Canaleta, donde se suceden túnel tras túnel, incluido uno que fue derrumbado hace tiempo y cuya boca se alcanza tras un pequeño desvío señalizado. Todo este tramo acompaña al Canaleta mientras rodea la sierra de Pandols, configurando uno de los paisajes más agrestes y pintorescos del trayecto.

El Camino llega finalmente a la antigua estación de El Pinell de Brai, situada junto a la carretera N-230. Este punto cuenta con aparcamiento, zona recreativa y merendero, como es habitual en las estaciones restauradas del Camino Natural. Desde aquí se puede continuar hacia el tramo del Baix Ebre o visitar la localidad de El Pinell de Brai, situada a cuatro kilómetros río abajo. Destaca especialmente su impresionante Bodega Cooperativa (Celler Cooperatiu), obra maestra del modernismo agrario catalán diseñada por Cèsar Martinell, discípulo de Gaudí.