Red de Caminos
Naturales
Camino Natural del Port de Vielha
Descripción
Una senda por el corazón del Pirineo catalán
El Camino Natural del Port de Vielha, retoma un viejo paso natural empleado desde antaño como vía de comunicación entre las comarcas de Arán y La Ribagorza. Este paso natural, marcado con las señales del GR-211-5, es recorrido cada 22 de mayo en la tradicional Romería de santa Quiteria, festejando así la retirada de las últimas nieves que permiten atravesar el puerto.
El Camino parte de las afueras de la población de Vielha, no muy lejos de una zona de descanso acondicionada con barbacoas, aparcamiento para bicicletas y un panel informativo sobre la ruta que se va a emprender. Se empieza transitando por un tramo pavimentado (compartido con vehículos) durante unos kilómetros hasta dejar atrás el acceso a la carretera A-14, convirtiéndose en una pista de grava. Tras pasar sobre un puente y dejar a un lado una central eléctrica, el Camino se interna en una zona de espesa vegetación.
Por una estrecha senda, entre avellanos (Corylus avellana), chopos (Populus sp.) y tejos (Taxus baccata), el Camino Natural llega hasta el mirador del Valle. Con paneles informativos que describen las características del valle y la senda, el mirador ofrece una excelente panorámica del Val d’Aran. Desde este punto además es posible acceder a la boca norte del túnel de Vielha por la pista forestal del Port.
El Camino se sumerge ahora entre abetos (Abies alba), dejando un cruce donde es preciso girar a la izquierda, llegando hasta el punto kilométrico 4 del Camino. Aún entre abetos, pero por una pista más amplia, se llega hasta la cabaña del Pontet, que se rodea por su derecha. Tras pasar el km 5 y salvar un arroyo de montaña mediante un puente de madera, se emprende una subida más dura, por una senda que se desdibuja entre los mullidos pastos, aunque se puede identificar siguiendo las señales rojas y blancas del GR.
La pendiente se vuelve más pronunciada y los escasos pinos negros (Pinus uncinata) que aun crecen marcan el límite altitudinal del bosque. Dejando al oeste el Estany de Fon Freda, se asciende ahora por una pedrera (extremar mucho las precauciones por el deslizamiento de las rocas) curiosamente poblada por matas de frambuesas (Rubus idaeus). El Camino se suaviza durante unos cientos de metros, discurriendo entre pastos, antes de tener que remontar un prolongado canchal que permite coronar por fin el punto más alto del Camino. Atrás queda el Val d’Aran, mientras que desde este alto se puede atisbar el pico Aneto, escondido entre los macizos del pico Forconada y el Fechau.
Se alcanza después el paraje que da nombre al Camino, el Port de Vielha, a 2.423 m de altitud. Avanzando entre bloques de granito, y tras girar a la derecha, la senda alcanza el collado del Toro, descendiendo con suavidad entre de pastos y frente a la majestuosidad de las montañas pirenaicas. Alcanzando los restos de un búnker cerca del kilómetro nueve (2.205 m), se continúa descendiendo entre rocas, dejando a un lado un arroyo y la boca de unos antiguos túneles.
Se abandonan los pastos para volver a compartir el camino con los pinos negros, y tras cruzar un arroyo, se llega hasta la señal que marca el kilómetro 10, a 1.800 m de altitud. Siguiendo las señalizaciones de Caminos Naturales o las de GR, el Camino baja zigzagueando por una suave pendiente y después entre bloques de piedra hasta volver a la mancha de pinos hasta llegar a un cruce en que hay que girar a la derecha.
Un mojón de piedra (acompañado de las muy presentes señales de GR) marca un nuevo desvío, que hay que tomar a la izquierda, para llegar a una pista que desciende junto a la ribera del río Nere y desde la que se ve el comienzo de un hayedo. Tan solo queda seguir descendiendo hasta llegar al final del Camino, junto a la boca sur del túnel de Vielha, en la carretera N-230. A un lado de la carretera se encuentra el refugio de Conangle, y los carteles que marcan el fin de esta dura ruta, durante la cual se han podido visitar los ecosistemas más característicos del Pirineo Catalán.
Enlaces de interés
Perfil
Destacados
Información adicional de la ruta
La leyenda de Pyrene
La ninfa Pyrene, de la que según la mitología procede el nombre de los Pirineos, huyó del gigante monstruoso Gerión, quien quería poseerla. Trató de ocultarse en algún lugar entre Iberia y Francia, pero Gerión incendió toda la zona con el fin de hallarla.
Según la leyenda, el héroe Heracles, cuando pretendía robar los bueyes de Gerión, la oyó gritar entre las llamas y acudió a salvarla. La ninfa comenzó a llorar, y de sus lágrimas nacieron los ibones, pero para cuando Heracles la halló, ya no pudo hacer nada por ayudarla.
Heracles, conmovido por la triste historia de Pyrene, comenzó a amontonar rocas sobre su cuerpo para levantar un mausoleo. Tantas piedras juntó que creó una gran cordillera a la que llamó Pirineos en recuerdo de la ninfa.
El Túnel de Vielha
En julio de 1924, los habitantes del Val d’Aran aprovecharon una visita del rey Alfonso XIII para solicitarle formalmente la construcción de un túnel que facilitara las comunicaciones, ya que durante los inviernos quedaban aislados.
Ese mismo año comenzaron las obras, pero al poco quedaron paradas y fue necesario esperar hasta 1941, para que se reanudaran mediante el trabajo forzoso de presos republicanos.
Finalmente en 1948, tras superar un desnivel de 200 m y alcanzar una longitud total de 5 km de largo, el túnel estuvo terminado. Los araneses siguieron empleando el Camino del Port de Vielha para comerciar sus productos con el resto de la Península.
Núcleo histórico en Vielha
Esta pequeña localidad situada a 974 m de altura posee un núcleo histórico de gran interés cultural. Conserva casas medievales en perfecto estado y la iglesia parroquial de san Miguel que alberga en su interior al preciado Cristo de Mijaran, una talla de madera que podría medir alrededor de dos metros de altura. También es de interés para todos los turistas visitar el Museo Etnológico, la casa señorial Ço de Rodès, el Museo de la Lana y la Torre del General Martinón.