Red de Caminos
Naturales
Camino Natural Vía Verde del Ferro i del Carbó
Descripción
Por tierras de forja
Este Camino Natural, que toma su nombre de las labores de forja que durante siglos han dado fama a la comarca del Ripollés, aprovecha en la mayor parte de su recorrido paralelo al río Ter, el antiguo trazado del tren minero que hasta la finales de la década de los 60, transportaba el carbón de las minas de Ogassa y pasajeros hasta Sant Joan de les Abadesses.
Ripoll-Ogassa
Este recorrido, asfaltado y perfectamente identificado con indicaciones en todos los cruces, parte desde Ripoll hacia Sant Joan de les Abadesses por la carretera C-26, en cuya última glorieta, un panel interpretativo del Camino Natural y la señal de kilómetro 0 indican el comienzo de la ruta.
Durante los primeros metros el Camino avanza por la margen derecha de la ribera del río Ter, clasificada como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona Especial de Conservación (ZEC), por ser un curso permanente de agua que permite el desarrollo de un bosque de galería en excelente estado de conservación.
Tras pasar bajo la carretera, y antes de una zona habilitada para la práctica de gimnasia, hay una fuente de agua potable. El Camino sigue bajo chopos (Populus sp.), arces (Acer sp.) y abedules (Betula sp.) por la orilla del río hasta cruzarlo por un puente de hierro. Desde este punto continúa en paralelo a la carretera C-62, junto a unas canchas de baloncesto, entre prados y campos de cultivo.
Al atravesar un paso inferior de la carretera, aparece un paisaje rural de gran belleza que acompaña la vía a medida que asciende suavemente hasta llegar a las antiguas instalaciones del ferrocarril de Sant Joan de les Abadesses. Este conjunto de infraestructuras ha sido remodelado para su uso público y actualmente ofrece al viajero una zona recreativa junto a un albergue en lo que, originalmente, fue la estación de mercancías.
En este punto la pista asfaltada atraviesa sin peligro la carretera que va hacia Ogassa, ya que la señalización es muy buena, por lo que también resulta muy difícil perderse. A partir de la estación de Toralles, el firme pasa a ser de tierra con algunos tramos vallados en madera y la pendiente se sumerge en un pinar salpicado de avellanos (Corylus avellana). Tras unas revueltas, se alcanzan unas ruinas y poco después surge una vista panorámica del pintoresco valle.
Para alcanzar Ogassa, población que tiene su origen en una colonia minera dedicada a la extracción de hulla, el Camino Natural del Ferro atraviesa dos pasos del antiguo tren hasta llegar al punto más alto del primer tramo, a 970 metros, en las minas de esta montañosa población que todavía conserva las instalaciones dedicadas al lavado y panificación del carbón. La vuelta a Sant Joan se realiza por el mismo camino.
Ramal entre la antigua estación y el ecomuseo Molí Petit
Saliendo de la antigua estación de Sant Joan de les Abadesses se siguen las marcas azules pintadas en el suelo, que continúan hasta cruzar el río Ter por el imponente Pont Vell o Puente Viejo, que todavía mantiene elementos originales de estilos románico y gótico.
Inmediatamente se alcanza la iglesia románica de Sant Pol, edificada en el s. XII en honor a san Juan y san Pablo. Se continua recto por la calle del Alcalde Pere Rovira hasta llegar a la altura del magnífico monasterio de Sant Joan de les Abadesses, para después continuar por el paseo de la Plana hasta el Carrer de les Tres Creus, donde el Camino se desvía a la izquierda alcanzando un antiguo molino llamado el Molí Petit, que hoy en día es un ecomuseo.
Perfil
Destacados
Información adicional
El Camino Natural del Ferro, una ruta para todos
Una de las características más destacables de los Caminos Naturales de Girona es que algunos de sus tramos están adecuados para la circulación de bicicletas adaptadas. Sus características técnicas, de tracción manual, hace que su manejo sea sencillo. Existe un punto de alquiler en el albergue rural de la Ruta del Ferro, además de otros locales adaptados a lo largo del Camino.
Los primeros nueve kilómetros del Camino Natural del Ferro están especialmente indicados para el uso de este tipo de bicicletas, así como para la circulación de sillas de ruedas. Es recomendable, en cualquier caso, realizar el recorrido desde Sant Joan de les Abadesses a Ripoll, para aprovechar el ligero desnivel existente entre ambas poblaciones.
Algunas particularidades de este camino son su firme asfaltado, la anchura del camino y la buena visibilidad en todo su trazado, lo que evita posibles choques con otros usuarios.
Las mil vidas del Puente de Sant Joan de les Abadesses. El Pont Vell
El primer puente románico sobre el río Ter fue construido en 1138, pero el gran terremoto que sacudió la población en 1428 obligó a su reconstrucción. Este puente de estilo gótico daba entrada al casco medieval de la Vila Vella que, a consecuencia de las viñas que rodeaban el monasterio de la localidad, también se conocía como Vinyal.
El último gran golpe que sufrió el Pont Vell fue durante la Guerra Civil al ser dinamitado. Reconstruido definitivamente en 1976 combinando las pequeñas arcadas románicas que todavía estaban en pie con el gran arco central gótico de 33 m de luz, es el puente más ancho de todos los de origen medieval de la Península.