Red de Caminos
Naturales
Etapa 7: Manzanedo - Puente Arenas
Descripción
El desfiladero de Los Hocinos
El trayecto de la etapa 7 del Camino Natural del Ebro discurre por la margen derecha del río dejando en la orilla opuesta la localidad de Rioseco. Se continúa por la gran curva que forma el meandro del Ebro en el despoblado de Remolino y se atraviesa luego la garganta de los Hocinos, gracias a las pasarelas ancladas a la roca. Después, el GR 99 cruza por un bello bosque de quejigos y llega hasta el puente del Aire, donde el sendero gira a la derecha siguiendo una antigua calzada romana, de la que aún quedan trazos, hasta el primer pueblo del valle de Valdivielso, Puente Arenas. Villa de Las Merindades donde se atesoran auténticos tesoros del románico burgalés como la iglesia de San Pedro de Tejada.
El sendero comienza desandando parte del recorrido de la etapa 6 desde Manzanedo . Para ello es necesario tomar un camino entre campos que accede al puente sobre el Ebro. Una vez superada esta infraestructura, pero sin llegar a Manzanedillo, se continúa por una pista de tierra que sale a mano izquierda. Al otro lado del río, mal levantar la vista, se aprecia la central de Bocarredo, compuesta por una presa y distintos edificios auxiliares y, poco después, el curioso y hermoso eremitorio rupestre de San Pedro, que bien merece una visita.
Continuando el recorrido, el viajero se acerca hasta el puente de Bailera, construcción que permite acceder a la central del mismo nombre, situada unos 600 m más adelante. A su lado, sobresaliendo entre la espesa vegetación, apuntan los vestigios de uno de los cenobios más importante del gótico. Hablamos del Monasterio de Santa María de Rioseco, Bien de Interés Cultural.
El sendero decide adentrarse por la orilla derecha, siguiendo en dirección a Remolino, y dejando en la orilla opuesta la localidad de la que toma su nombre el monasterio para, a continuación, llegar a la central y presa de Congosto. Es en este punto cuando la ruta, aunque continúa paralela al río, tuerce a mano derecha, para seguir acompañando el cauce del río, y llegar así, al despoblado de Remolino, que forma parte de la finca El Hayadal. Un poco más adelante, tras superar la granja Maviso , el camino prosigue, siempre paralelo al cauce, girando en dirección Sur.
En la orilla izquierda el senderista vislumbra la N-232 y Granja Hocina mientras que, si mira al Norte, puede distinguirse Incinillas. La ruta atraviesa entonces la garganta de los Hocinos. Es un paseo corto, pero muy agradable, en el que discurrir a través de dos tramos de pasarelas colgantes sobre el poderoso Ebro. Aquí, si el vértigo lo permite, se recomienda levantar la vista al cielo, donde vigilan atentos los alimoches, las águilas reales y el buitre leonado.
Una vez superada esta parte, el recorrido se sumerge en un espeso y bello bosque de quejigos, bojes y otras variedades de ribera. Los enhiestos roquedos dan la bienvenida y escoltan al senderista hasta el puente del Aire y la derruida caseta de las Ánimas. Al lado de esta compacta construcción de piedra, en la orilla derecha, se descubre una zona de merendero con mesas, fuente y fogón, donde reposar y, por qué no, disfrutar del hermoso paisaje que nos rodea. Es tiempo de subir por la N-232 y llegar al otro lado, donde se debe tomar el primer camino a la derecha.
Poco después, el itinerario encara el camino hacia Puente Arenas. Primero junto al Ebro, a su misma altura; aunque después, se hace más abrupto y zigzagueante, iniciando una subida al portillo de la Labrada que, a unos 625 m, aparece tallado en la roca a lo largo del monte de la Labrada. El viajero está de enhorabuena. Se ha alcanzado el valle de Valdivielso. El descenso a Puente Arenas recorre tramos de la antigua calzada romana que unía esta población con el puente del Aire, ofreciendo un magnífico espectáculo de campos cultivados, poblaciones con enorme legado histórico y artístico y las sierras que los amparan, Tesla y Mazorra.
Se entra a la población de Puente Arenas desde su parte alta, a lo largo de un carril hormigonado que pasa bajo la iglesia de Santa María. Junto al río discurre la calle La Tranca, desde donde aún puede observarse el puente, y que marca el final de etapa e inicio de la siguiente. Puente Arenas se extiende en torno al único puente antiguo de este tramo del Ebro. Hace referencia a dos poblaciones: Puente, situada junto a este paso reconstruido en el año 1885, y Arenas, en cuyo casco antiguo se levantan casonas blasonadas de piedra como el palacio del obispo Pedro Fernández de Tomiño y la casa de la Yedra, ambas del siglo XVII. Recomendada es también la visita a la parroquial de Santa María, plateresca y con restos románicos y góticos.
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Desfiladero de los Hocinos
Miles de años han empleado el caudaloso río Ebro y su afluente el Rudrón para abrir en estas tierras sus cursos hacia el Mediterráneo. Formado a lo largo del tiempo por el río Ebro a su entrada en el valle de Valdivielso e histórica vía de comunicación, discurre entre Incinillas y Valdenoceda. La hoz, encajada en ls sierras de Tudanca y la Tesla, configura un paisaje singular, gracias a su relieve, riqueza botánica y biológica. No en vano ha sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), y en ella se puede avistar sobrevolando el cielo o aposentadas en sus roquedos, una buena nómina de especies: águilas, buitres y alimoches, entre otras muchas.