Red de Caminos
Naturales
Etapa 35: Vall de Freixes - Mequinenza
Descripción
A través de la sierra de los Rincones
Esta etapa se desarrolla por el inhóspito terreno de la sierra de los Rincones, que bordea la margen derecha del Ebro; por sus cimas, en días claros se alcanza a ver el perfil de los Pirineos. Se comienza remontando el barranco de Vall de Freixes para pasar por la torre Fustigueras y avanzar por la plana hasta el barranco de Tapioles, por el que se desciende de nuevo hasta las proximidades del embalse de Mequinenza. Se continúa por pista hasta el lecho del barranco de Tamariu, al final del cual se levanta la presa del embalse, y se entra a Mequinenza por la carretera N-211, cruzando el puente sobre lo que ya es la cola del embalse de Riba-roja.
Esta etapa será predominantemente montañosa, ya que atraviesa la sierra de los Rincones por su parte más elevada, evitando la infinidad de entrantes y salientes que el embalse dibuja sobre este relieve quebrado. Con la puesta en marcha de la presa de Mequinenza, todos los caminos tradicionales que existían ceñidos al Ebro quedaron inundados bajo la cota de la presa. Con el tiempo se han ido abriendo otras pistas y caminos que recorren el nuevo límite hídrico, pero en varios tramos de esta zona no existen tales caminos, por lo que el Camino Natural debe atravesar la sierra buscando la máxima altura. En compensación al esfuerzo, en días claros y de aire limpio, podrá verse recortado a lo lejos el perfil del Pirineo.
Situados en el refugio de ribera del barranco de Vall de Freixes, se toma la pista que remonta el valle entre pinos. En un cruce de caminos, ya sobre la parte más elevada de la sierra, se gira a la derecha y, llaneando entre campos de cultivo, se llega a la torre Fustigueras y a su vértice geodésico.
Junto a campos de cultivo y rodales de pino, estos últimos localizados donde la pendiente del terreno ha impedido su roturación, se continúa por la pista principal, ignorando los accesos secundarios a campos y casas. Se deja atrás la casa Beanta y se avanza por el camino del Plano. Dos pistas en buen estado, una desde la derecha y otra desde la izquierda, se incorporan al Camino Natural. Finalmente, metros antes de que el camino inicie el descenso por el barranco de Tapioles, se llega a un conjunto de casas y naves que aún conservan los restos de un viejo aljibe, a la izquierda del camino: es Mas de Falonet.
Continuando de frente (este), a unos 350 m desde el Mas, se ha de abandonar la pista principal para tomar otra secundaria a la derecha. Por ella se recorren 170 m más, tras los cuales una trocha hace un giro de casi 180º a la izquierda y permite internarse en el barranco de Tapioles. Comienza entonces un pronunciado descenso por el que el camino se dirige hacia la orilla del embalse. Se ignora un primer desvío a la derecha y en el segundo, bajo unas edificaciones, se gira tomando un carril en buen estado que asciende paulatinamente por la vertiente, ahora ya entre campos de almendros y olivos.
Se deja atrás la entrada a una vivienda y otras más al llegar al alto, en una amplia explanada, ocupada por una masía. Más adelante, un collado acoge un cruce de pistas, junto a unas naves ganaderas. Se toma la variante que desciende de frente y que lleva a cabo una larga lazada antes de terminar en el fondo del arroyo de Tamariu, recorrido por otra pista forestal.
El recorrido desciende en dirección noreste, recorriendo la orilla derecha de las aguas del embalse que, en este punto, remontan el cauce del barranco. Avanzar se complica un poco, pues hasta en dos ocasiones, habrá el viajero de pasar entre estrechas paredes para alcanzar un cruce donde habrá de tomar, a la derecha, un carril asfaltado que dará cierto desahogo a su caminar. A los 50 m se abandona este carril por la izquierda para tomar otro que, en pocos metros, alcanza la parte superior de la presa de Mequinenza.
Continua el descenso que llevará el camino hasta la vega y desemboca en la N-211, muy cerca de la orilla del Ebro. Sus aguas siguen remansadas en este punto, formando ahora la cola del embalse de Riba-roja. En este momento comienza el recorrido que sigue la carretera por su arcén izquierdo, llegando al puente sobre el Ebro, de donde parte el trazado de la etapa 36.1, en dirección a Fayón. Atravesado el río, se aprecia, en la ladera solana de enfrente, los restos apenas perceptibles del antiguo casco urbano de Mequinenza, bajo la figura dominante del castillo medieval. En algo más de un kilómetro, por el arcén de la carretera y aprovechando un ramal de descanso sobre la orilla, se culmina esta etapa entrando en la localidad de Mequinenza.
Se trata de una joven población construida para suplir la desaparición del antiguo pueblo, que yace bajo las aguas del embalse de Riba-roja, desde principios de la década de 1970. De estar a orillas del Ebro, pasó a ubicarse en la margen derecha del Segre. Importante embarcadero del carbón de lignito de sus muchas minas, mantenía una importante flota de llaüts, barcazas de transporte fluvial típicas del curso bajo del Ebro, con las que se navegaba hasta la estación de ferrocarril de Fayón y hasta Tortosa. La construcción del embalse de Riba-roja acabó con barcas y mercancías. Ahora sus habitantes han reorientado su dedicación hacia los servicios derivados de la pesca y la navegación deportiva, aunque mantienen cierta actividad minera. .
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Mequinenza
Ubicado cerca de la confluencia de los ríos Segre, Cinca y Ebro, el pueblo que hoy en día conocemos fue creado hace pocos años, cuando a mediados del siglo pasado se construyó el embalse de Riba-roja, dejando el antiguo Mequinenza anegado por las aguas y obligando a sus habitantes a construir un nuevo lugar para vivir. En la actualidad la economía de la región se centra en ganadería de porcino y ovino, cultivos de frutales y turismo, con cierta actividad de las explotaciones mineras de lignito.
Del pueblo viejo, de origen musulmán, queda poco más que el recuerdo, pues antes de ser inundado fue destruido. Aun así, del pueblo nuevo resulta interesante visitar el castillo-palacio de los Moncada, gótico del s. XIV y recientemente restaurado, los restos de la vieja iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, el museo-almazara del aceite, el yacimiento arqueológico de Castellets o el museo minero.