Red de Caminos
Naturales
Etapa 3: Villanueva de la Nía - Polientes
Descripción
Terrenos de Valderrible
El camino abandona el río Mardancho y sube por una pista entre quejigos al monte Casallo; desciende al este por el quejigal del monte del Castillo y prosigue atravesando varias de las pequeñas pero interesantes poblaciones que componen el Ayuntamiento de Valderredible, como Sobrepenilla, que muestra la iglesia románica de San Martín, y Rebollar de Ebro, donde merece la pena desviarse para visitar la ermita de Santa María. Tras cruzar el Ebro por el puente de Rocamundo, se llega finalmente a Polientes, capital de Valderredible, donde destacan sus muestras de arquitectura civil y su museo etnográfico, que permite conocer la historia y tradiciones de la zona.
Antes de abandonar Villanueva de la Nía, merece la pena acercarse a la iglesia románica de San Juan Bautista, con ábside del siglo XII, relacionada con la escuela de Cervatos por sus canecillos con motivos sexuales. Igualmente se recomienda visitar una necrópolis de tumbas antropomórficas, disfrutar de la arquitectura montañesa de portadas en arcos de medio punto y balconadas solaneras o visitar el vía crucis hasta la ermita de la Virgen del Monte.
El camino comienza cruzando sobre el arroyo Mardancho y toma una pista que parte del este del pueblo entre quejigos por el monte La Nía, con vistas a Cubillo de Ebro. Tras atravesar una finca donde hay que pasar dos portillas y cruzar el arroyo de Arrocastro, el itinerario se interna durante los próximos 5 km en la provincia de Plasencia. Es tiempo de continuar iniciando la subida al monte el Casallo, desde donde se puede disfrutar de hermosas vistas sobre Berzosilla y la sierra. Tras coronar el collado de Castillo se desciende al este por el quejigal del monte del Castillo, que lleva a Cuillas del Valle. Dicha localidad se deja atrás siguiendo la carretera en dirección a Olleros de Paredes Rubias, utilizando para ello un antiguo camino de herradura que pasa por una zona de pastos y la fuente Vieja. Los hornos medievales que se conservan y el nombre de Olleros de Paredes Rubias recuerdan la cerámica que allí se elaboraba. Destaca su arquitectura popular y la iglesia gótica de San Juan Bautista.
Sin llegar a entrar a Olleros, el camino toma un desvío hacia el este, primero por terreno llano entre campos y luego entre quejigos, para volver a entrar en Cantabria antes de llegar a Sobrepenilla. Al final de las casas de esta localidad, junto a la iglesia románica de San Martín, del siglo XIII, que destaca por su espadaña, lonja y bellas ventanas en el ábside plano y el lateral sur, sale una carretera que se abandona en seguida. Lo hace utilizando un camino a la izquierda que, entre quejigos, pastos y cultivos, va hasta Sobrepeña, ofreciendo vistas hacia Montecillo, Quintanilla de An y Campo de Ebro y otros paisajes.
Una vez en Sobrepeña, merece la pena acercaste hasta la iglesia de Santa Juliana que data, según señala su portada, de 1567 y cuenta con lonja y espadaña a los pies desde la que se otean magníficas vistas. Sobresale igualmente el centro de dinamización rural “La Cojura del Ebro”.
El recorrido da unos pasos por la carretera y prosigue por el camino viejo a Rebollar de Ebro, que arranca a la derecha entre quejigos. La ruta se reencuentra con la carretera, que hay que cruzar para internarse otra vez en un quejigal y una zona de campos. El sendero llega una explanada herbosa, con el Ebro a la izquierda y al fondo la ermita de Santa María. Un camino a la derecha permite acceder al edificio románico, aunque con añadidos del siglo XIX. El templo cuenta con una nave, ábside plano y pequeña espadaña. Aunque lo más interesante son las tumbas antropomorfas excavadas en la roca. Bajo ella, junto al sendero aparece un santuario rupestre, primera fundación de la ermita.
Es tiempo de volver a la ruta, avanzando junto a la margen derecha del Ebro hasta Rebollar, con su iglesia de San Vicente, del siglo XVI. La construcción, de estilo gótico, consta de espadaña, ábside poligonal, portada de arco apuntado y arquivoltas decoradas con bolas bajo lonja de madera. Tras cruzar el pueblo, se abandona la carretera por una pista a mano izquierda que se dirige a un pinar de repoblación subiendo hasta un pequeño collado.
Una vez arriba, llega el tiempo de descender hacia el río y el recorrido se va allanando, con la vista de Polientes en la margen derecha del Ebro. El camino alcanza la carretera por la que se puede llegar, a mano derecha, a la ermita de la Velilla y Rocamundo, aunque la ruta continúa hacia la izquierda, llegando hasta el puente de Rocamundo-Polinetes y, tras cruzar el río, al área recreativa de Requejada.
Desde aquí la localidad de Polientes, capital de municipio de Valderrible, queda a menos de 1 km. La localidad ofrece buenos ejemplos de arquitectura civil, donde destacan su ayuntamiento de la década de 1930, la oficina de turismo y el Museo Etnográfico de Valderrebible. Lugar este donde conocer la historia, costumbres y tradiciones de la zona. Su Centro de Educación Ambiental desarrolla programas con escolares, dando a conocer el patrimonio natural y cultural de la zona.
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Polientes
El topónimo Polientes es de raíz latina, derivando del término pollens (fuerte, poderoso). En la parte alta del núcleo actual se ubicaba el asentamiento original (Barrio del Palacio), donde además de una antigua iglesia desaparecida, una necrópolis y las casas de los pobladores originales, parece muy probable que se ubicara un palacio o torre-fuerte. El nombre Polientes significaría por tanto “el lugar fortificado”. El núcleo aparece profusamente documentado en época medieval, desde el Cartulario de San Salvador de Oña del año 1011 hasta el Becerro de las Behetrías de 1352.
Capital del municipio de Valderredible, aquí se localiza el edificio de su Ayuntamiento. Cuenta, además, con una interesante iglesia barroca, dedicada a San Cristóbal. Junto a la localidad se levanta una presa, el puente de Rocamundo sobre el Ebro y un molino (actualmente dedicado al turismo rural). En 1992 se puso en marcha un Centro de Educación Ambiental, que pretende fomentar el contacto de los escolares con la zona y su entorno natural. Su museo etnográfico (junto a la oficina de turismo), se encuentra en un antiguo pajar recuperado; la construcción consta de tres plantas: la primera muestra la historia y naturaleza; la segunda los usos cotidianos, y la tercera se dedica a la muerte en Valderredible.