Red de Caminos
Naturales
Etapa 2.1: Aldea de Ebro - San Martín de Elines
Descripción
Rodeando el robledal de Monte Hijedo
Esta variante del Camino Natural entre Aldea de Ebro a San Martín de Elines, en un trayecto que ofrece bellas vistas del entorno y acerca a la economía, las formas de vida, la historia y la arquitectura de los pueblos de la montaña cántabra. Sin embargo, el principal hito de la etapa es el robledal de Monte Hijedo, una de las masas forestales más extensas e importantes de Europa; un valioso espacio por su vegetación y fauna, al que acerca el centro de interpretación de Riopanero. Este marco natural se completa con el valioso patrimonio medieval conservado en poblaciones como Ruerrero y San Martín de Elines, punto final de la etapa.
El camino parte de Aldea de Ebro, saliendo en dirección este por la carretera a Mediadoro. A unos 700 m parte a mano izquierda un camino viejo entre quejigos que baja al arroyo del Albergue. Posteriormente, la ruta asciende por una pista, primero entre tupido bosque y, tras cruzar la carretera que llega de Aldea de Ebro, por un tramo más despejado, hasta las paredes de los campos de Mediadoro.
Durante todo el recorrido de subida y desde la propia localidad, destacan las vistas de Aldea de Ebro. Al sur, sobresalen sus montañas tapizadas de hayas, quejigos, pinos negros, así como las tierras que se despliegan hacia el embalse del Ebro y la cordillera Cantábrica al norte. Mediadoro cuenta con una interesante arquitectura montañesa y con su parroquial de Santa Bárbara, de época moderna.
Se abandona esta población por el norte a través de una pista de tierra que avanza al este, en dirección a La Bandurrina, amplio espacio alfombrado de vegetación herbácea de alta montaña conocida en el lugar como “tasca” alpina. Es esta zona suele pasta el ganado caballar y vacuno en verano regalando a quien hace este bello recorrido una estampa propia de la economía de montaña.
La pista se abandona tras 2,7 km, para continuar a mano izquierda por una senda que asciende entre pastos ganaderos y algún matorral de montaña. Esta subida culmina junto a una balsa de agua desde la cual es posible contemplar unas magníficas vistas de las dos vertientes del monte.
Para continuar, es necesario sortear un cercado mediante una escalera que casi marca el límite entre las comunidades de Cantabria y Castilla y León y, a partir de aquí, la ruta se interna en pleno bosque. Durante los siguientes 4 km el camino, que ha pasado de ser una senda en ocasiones desdibujada por el pasto a un camino de buen ancho, va a discurrir por la provincia de Burgos.
Tras un descenso continuado entre hayas (Fagus sylvativa) y robles albares (Quercus petraea) se llega hasta un claro y a la pista que sirve de acceso desde el norte al Monte Hijedo. Se ha de tomar hacia la derecha para, en seguida, llegar a la cabaña de Hijedo. Este palacete de principios del siglo XX está formado por una vivienda, una capilla y una granja, articulados en torno a un patio central en donde se yergue un magnífico ejemplar de tejo centenario (Taxus baccata).
El camino abandona la pista junto a la verja de entrada a la parcela de la cabaña, tomando un sendero que arranca a mano derecha y se vuelve a internar en el bosque de frondosas. En esta ocasión a las hayas y robles también se unen algunos ejemplares de acebo (Ilex aquifolium), avellano (Corylus avellana) o cornejo (Cornus sanguinea).

El camino experimenta un giro de casi 180 grados y pasa a ser una senda más estrecha que deja a mano izquierda algunas curiosas formaciones en la roca arenisca y sigue descendiendo hasta encontrarse con el arroyo Hijedo.
La ruta se pega al cauce del arroyo alternando entre una orilla y la otra. En las primeras cuatro ocasiones esto se hace mediante puentes de madera, pero más tarde hay que vadear el arroyo dos veces, por lo que conviene ser especialmente cauto, aunque en estos puntos el cauce sea estrecho y con poca profundidad.
El sendero en ocasiones se desdibuja del todo, así que hay que fijarse bien y guiarse por los puntos rojos pintados en los árboles. El arbolado acompañante ha pasado a ser de abedules (Betula pendula) y alisos (Alnus glutinosa), aunque siguen presentes los robles, hayas, acebos y avellanos.
Tras el último vadeo, la ruta alcanza una pista de buen ancho que continúa en paralelo al arroyo, por su margen izquierda, durante casi 3 km. Esta pista termina, tras pasar por una pequeña mancha de abetos (Abies alba), en el refugio de Monte Hijedo.
Sin embargo, todavía será necesario cruzar el arroyo Hijedo una vez más por un puente donde arranca una pista asfaltada que asciende en dirección Riopanero. La ruta se aleja de las aguas y, tras un kilómetro, se sale definitivamente del Monte Hijedo junto a un aparcamiento mientras que las vistas se abren al valle de los arroyos Hijedo y de la Breña.
Tras superar una pequeña ermita y las antiguas escuelas que hoy funcionan como albergue, se accede a esta localidad por su parte norte. El camino cambia de dirección posteriormente para abandonar Riopanero por el suroeste, justo antes de un hermoso edificio de origen medieval restaurado que, actualmente, acoge el Centro de Visitantes de Monte Hijedo. Una parada en este lugar permite conocer el patrimonio forestal de la zona, con especial atención al Monte Hijedo.

El recorrido entonces se adentra en un pasillo herboso flanqueado por cerezos, muros de campos y monumentales robles que, posteriormente, dan paso a una zona de pastos que llega hasta la localidad de Población de Abajo. La ruta, que no llega a pasar entre sus calles, abandona la villa por un sendero, de nuevo entre pastos, que baja hasta la carretera a Ruerrero, ante la vigilancia de su torre medieval.
Un poco más adelante es momento de cruzar la carretera junto al molino de Riopanero para, posteriormente salvar el arroyo de río Panero por un puente que permite continuar por el antiguo camino al pueblo. Además de la torre medieval anteriormente nombrada, en esta localidad también resaltan su plaza porticada y la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, una construcción datada en el siglo XVII. Se recomienda que, antes de dejar atrás villa se deguste uno de sus productos más característicos: el exquisito queso de “Valluco”.
Ruerrero se abandona por el este, junto a la carretera que va hacia Cadalso, mientras el camino se desvía a la izquierda junto a unas naves y cruza la carretera hacia Repudio. Al otro lado, arranca una senda que cruza el arroyo de San Roque y asciende bajo el Monte Cadalso. Atrás quedan los paisajes de Valderredible y surge la estampa de Repudio, en la margen opuesta del arroyo. El camino rodea la montaña y penetra en bosques de quejigo.
Convertido en pista, el camino pasa por Santa María de Hito, un pequeño caserío que acoge la bella ermita románica de Santa María, con aditamentos del siglo XVI. Después de cruzar la carretera, una pista entre campos llega, tras un kilómetro, a la carretera de Villaverde de Hito. Esta localidad ofrece bella arquitectura popular en piedra, una iglesia románica del siglo XII y zona de merendero donde tomar aliento. Desde la parte alta nace una pista que ofrece buenas panorámicas del comienzo del cañón del Ebro, al este, y de San Martín de Elines, al sur.
Finalmente, la pista llega hasta Arroyuelos pasando junto a la ermita rupestre de San Acisclo y Santa Victoria y el caserío de Arroyuelos. Después de atravesar esta población, se toma una carretera hacia el sur que conduce hasta el cauce del río. El punto final de la etapa se alcanza tras cruzar el puente sobre el Ebro, en el punto de encuentro con la Etapa 4 que se sitúa en el barrio de Abajo de San Martín de Elines.
Lugares de interés
Puntos de interés
Cultura
Municipio
Perfil

(calculado según criterios MIDE para un excursionista medio poco cargado)
Destacados
Información adicional
El robledal de Monte Hijedo
El Monte Hijedo es la masa forestal más importante de Cantabria y la segunda de España. Se extiende a lo largo de una superficie aproximada de 100 km2, entre los municipios de Valderredible (Cantabria), Arija y Alfoz de Santa Gadea (Burgos). Por su carácter de transición entre dos ámbitos biogeográficos, cantábrico y mediterráneo, representa una zona de alto valor ecológico que desde hace varias décadas ha centrado diversas actuaciones encaminadas a su protección y conservación. Monte Hijedo es un excelente bosque mixto de roble albar (Quercus petraea) y haya (Fagus sylvatica), que además de contener otras especies de roble, como el rebollo y quejigo, esconde en su interior magníficos ejemplares de tejos (Taxus baccata) centenarios, acebos (Ilex aquifolium) e incluso algunas manchas de abetos (Abies alba). En las zonas cercanas a cauces de agua están presentes abedules (Betula pendula), avellanos (Corylus avellana) o alisos (Alnus glutinosa).
Su alta calidad ambiental le ha convertido en un reducto único para una gran diversidad de especies, tanto de flora como de fauna. Alberga una gran representación de ungulados, entre los que destacan el corzo (Capreolus capreolus) y jabalí (Sus scrofa) y carnívoros forestales como la marta (Martes martes) y el gato montés (Felis sylvestris). Pero, ante todo, es un verdadero paraíso para las aves: águila real (Aquila chrysaetos), azor (Accipiter gentilis), gavilán (Accipiter nisus), búho real (Bubo bubo) y pájaros carpinteros, alguno como el pito negro (Dryocopus martius) en peligro de extinción.
La riqueza de este entorno se completa con un rico patrimonio histórico y cultural caracterizado por la escasa transformación del hábitat natural. Desde tiempos inmemoriales los habitantes de esta comarca han convivido con el monte, explotándolo de la manera tradicional, lo que ha permitido su conservación hasta la actualidad.
Ambos aspectos, ambiental y cultural, han convertido al Monte Hijedo en una pieza clave del legado patrimonial y en un recurso que debemos ayudar a conservar en el futuro. En Riopanero, el Centro de Interpretación Monte Hijedo propone rutas turísticas para conocer este bosque.
Valderredible y la arquitectura rupestre
El municipio cántabro de Valderredible alberga la mayor concentración de iglesias y ermitas rupestres de toda España. Esta particularidad, que convierte la zona en uno de los mejores ejemplos de arquitectura rupestre de nuestro país, ha hecho que, en ocasiones, se denomine a esta zona del municipio como “la Capadocia Ibérica”.
Esta arquitectura rupestre en concreto nació por la existencia de roca arenisca en gran parte del territorio. Esta roca es fácil de horadar y mediante la excavación y vaciado de abrigos rocosos o cuevas preexistentes se fueron construyendo estos lugares de culto que servían de refugio a anacoretas y eremitas que se trasladaron a este lugar entre los siglos X y XVIII.
De estas construcciones destacan, dentro del municipio, la iglesia de Cadalso, una construcción sencilla que aún mantiene culto ocasional y que cuenta con una necrópolis al lado; la ermita de Arroyuelos, un edificio monumental con dos plantas y con características mozárabes y la iglesia de Campo de Ebro. A éstas se unen la iglesia de Santa María de Valverde, la más grande del municipio. En ella se sigue celebrando misa de forma regular y cuenta con una necrópolis aneja al lado de la cual se ha instalado el Centro de Interpretación de la Arquitectura Rupestre. No podemos olvidar el complejo eremitorio de El Tobazo, situado sobre la surgencia del mismo nombre, en el inicio del cañón del Ebro.