Red de Caminos
Naturales
Etapa 6: Villalba de Losa - Bóveda
Descripción
El Valle de Losa
Esta etapa discurre por el Valle de Losa, conocido, entre otras cosas, por sus patatas de siembra, lo que da idea de su fisiografía, con amplias zonas de cultivo rodeadas de lomas y sierras de vocación forestal y ganadera, que ofrecen un conjunto de gran valor paisajístico. La senda discurre principalmente por las partes altas de la Peña Orduña y sierra Sálvada, formaciones que hacen de límite entre la meseta y los valles cantábricos, ofreciendo al senderista fabulosas vistas a uno y otro lado. Estas sierras constituyen ricos pastaderos de montaña, de vital importancia para la subsistencia y economía de la zona desde siglos atrás. Esto se pone de manifiesto por la existencia de antiguas construcciones pastoriles y por la singular organización del territorio, que históricamente ha permitido el aprovechamiento comunal del mismo por todos los municipios colindantes.
La sexta etapa discurre la mayor parte de su recorrido por el Valle de Losa, perteneciente a la comarca de Las Merindades, en la provincia de Burgos, aunque realiza algunas incursiones en territorio de Araba. Las zonas altas de crestería por las que transita la senda están declaradas Espacio Natural Protegido, en concreto LIC y ZEC Monte Santiago, ZEPA Monte Santiago, Monumento Natural Monte Santiago y ZEPA sierra Sálvada. También se ha identificado en esta zona la IBA (Important Bird Area), o Áreas Importantes para la Conservación de las Aves) La Losa-Orduña, dada su importancia para aves rupícolas como el alimoche (Neophron percnopterus), el buitre leonado (Gyps fulvus), la chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax) y el acentor alpino (Prunella collaris), entre otros.
La etapa se inicia por un camino agrícola que sale de Villalba de Losa hacia el Oeste, junto a una explotación ganadera. Se debe girar a la derecha tras 1,5 km de trayecto, ascendiendo entonces ligeramente por cuyo alto se da vistas a un pequeño valle, recorrido por el arroyo de Zaballa. En la cabecera de este valle se asienta Zaballa, a donde se llega descendiendo por un camino que atraviesa una masa arbórea de quejigos (Quercus faginea), pinos (Pinus sp.) y arces (Acer sp.), que ofrecen una magnífica coloración en otoño. Zaballa es un pequeño núcleo en el que aún se conservan elementos constructivos y edificaciones de arquitectura tradicional, basados en el empleo de la “Losa” caliza, que da nombre al valle.
Atravesando el pueblo, se toma una estrecha calleja que arranca desde la carretera principal hacia la derecha, y se convierte en un sendero que, tras algo más de 1,5 km, desemboca en el siguiente núcleo, Mijala, en el que también existen interesantes muestras de arquitectura tradicional.
Cruzando Mijala se sale hacia el Norte por la continuación de la carretera de acceso al pueblo. En pocos metros se convierte en un camino de grava que asciende por unas lastras . Dejando a un lado una explotación ganadera, la ruta continúa llaneando por un camino de tierra que cruza una amplia zona de pastos de montaña, en el entorno de Pozolagua, punto de agua al que acude a abrevar abundante ganado.
Tras cuatro kilómetros desde el pueblo de Mijala, se sigue hacia la izquierda por una pista de grava suelta, si bien en este punto conviene detenerse a contemplar la imponente vista del farallón de Orduña y el valle del mismo nombre que se extiende a sus espaldas. Merece especial atención el Pico del Fraile, monolito rocoso que sobresale del cantil y que debe el nombre a su parecido con la silueta de un fraile. Es habitual la presencia de ejemplares de buitre leonado posados en este pico y merodeando por los cantiles rocosos de Orduña. Esta alineación de cortados rocosos alberga buena parte de la riqueza de avifauna que ha supuesto la declaración de los citados espacios naturales protegidos.
Siguiendo la ruta por el camino de grava, se asciende por el Charlazo a lo largo de un kilómetro hasta las inmediaciones del santuario de la Virgen de la Antigua o Virgen de la Peña, situado junto a unas antenas de telecomunicaciones; merece la pena acercarse al edificio y así poder disfrutar de unas magníficas vistas al Valle de Orduña, por donde discurre el río Nervión.
La senda continúa hacia el Norte siguiendo el cortado rocoso, ascendiendo por un sendero pedregoso de pendiente pronunciada, hasta alcanzar la parte alta del macizo calcáreo de Peña Orduña. Su crestería guía la senda a lo largo de unos cuatro kilómetros por el límite entre las provincias de Araba y Burgos, dejando a la izquierda un amplio llano denominado “La Dehesa del Agua”, cubierto de una masa forestal mixta de hayas (Fagus sylvatica), encinas (Quercus ilex), quejigos (Quercus faginea) y pinos silvestres (Pinus sylvestris), con vistas por la derecha al Valle de Orduña. Los farallones rocosos de Peña Orduña están considerados como elementos de interés geológico.
En este recorrido por las cresterías de Peña Orduña, se asciende al pico de Bidarbide, descendiendo posteriormente hacia una vaguada cubierta de hayas, denominada Barranco de Ponata; en ella se asientan las majadas o “chaulas” de San Isuso, zona de aprovechamiento de pastos comunales de los vecinos de Orduña, Junta de Villalba de Losa y Ayala-Amurrio. En el descenso, tras atravesar un bosquete de hayas, se llega a una pista de grava que habrá que seguir hacia la izquierda por la Lastra del Pozo, comenzando una ascensión de unos 200 m de desnivel entre pastos y lapiaces, salpicados de hayas añosas, hasta llegar a Loma Zacorta, donde se corona el inicio de la sierra Sálvada.
La senda continúa por la pista de grava que recorre longitudinalmente la altiplanicie de la sierra Sálvada en dirección noroeste. El Camino continúa atravesando vastas extensiones de pastizales salpicados de colinas, dolinas y sumideros propios de las estructuras kársticas, quedando el conjunto rodeado de escarpes rocosos y barrancos fluviales.
Tras aproximadamente tres kilómetros de suave descenso por la pista, se llega a una vaguada en la que se encuentran las majadas o “chaulas” de la Cobata; zona de rico pasto y arbolado disperso, con abundantes cabañas y rediles de pastores. Tras atravesar esta zona, la senda abandona el camino por un sendero que, salvando una loma de vegetación rala, conecta de nuevo con la pista que conduce a Barriga.
La ruta sigue la pista por el camino de Bustantiego a lo largo de unos 5,5 km de suave descenso, evitando las fuertes pendientes de los barrancos de Horcón y Las Tejas, originados por efecto del agua en el macizo calcáreo. Una vez en Barriga, se toma la carretera principal de acceso al pueblo, en dirección sur, recorriendo el fondo del Valle de Losa, a lo largo de tres kilómetros, hasta Fresno de Losa. En esta localidad se encuentra una de las mejores boleras de Las Merindades.
Tomando una calleja que sale del pueblo hacia el Oeste, se sigue un camino forestal de 1,5 km a la sombra de una masa madura de pino silvestre. Tras salvar un desnivel de unos 150 m, se alcanza la Peña de los Hoznadillos, situada en un pequeño cordal que separa el Valle de Losa del Valle de Valdegovía, éste ya en tierras alavesas.
Desde este punto se desciende por una pista de unos 3,5 km de longitud que discurre paralela al arroyo del Cascajo, atravesando una masa mixta de pino silvestre, quejigos y encinas, hasta el núcleo de Quintanilla, donde se puede visitar la ermita de Nuestra Señora del Olmo y la iglesia de san Julián y santa Basilia. Desde Quintanilla se toma la carretera asfaltada que da acceso al pueblo, girando a un kilómetro en un desvío a la derecha por una pista de grava que llega enseguida al final de la etapa, en el pueblo de Bóveda.
Esta etapa es bastante dura para realizar en bicicleta. Requiere “echar la bici al hombro” en algunos tramos de gran dificultad por su elevada pedregosidad y pendiente; particularmente en la ascensión desde el Pico del Fraile hasta lo alto de la Peña Orduña, con un desnivel de más de 200 m, y en la ascensión al pico Bidarbide, además de otros tramos de menor entidad que tampoco son aptos para el tránsito con bicicleta.
Perfil
Destacados
Información adicional
Arquitectura en el Valle de Losa
La comarca del Valle de Losa abarca varios términos municipales, además del que le da nombre —Valle de Losa—, otros como la Junta de Traslaloma, Villalba de Losa, Berberana y algunos pueblos de Medina de Pomar. En todos ellos se puede observar una arquitectura característica en piedra, cuyo elemento más característico es el balcón losino o solana, un balcón corto, totalmente encastrado en la fachada de la casa, y situado en la parte superior de la misma, a ras del tejado.
Esta zona se ha mantenido libre de la influencia de elementos arquitectónicos propios de zonas colindantes, manteniendo una identidad propia bien conservada; parece que puede deberse a que son casas muy antiguas que no han incorporado características de influencia más reciente.
Normalmente cuentan con un corral delantero o están dentro de una finca cercada, con un edificio principal donde se alojan las estancias vivideras y otras construcciones menores, cabañas. Cuentan con dos plantas más el desván, que se conoce en la zona como “sobrado” o “camarote”, utilizado como trastero o secadero de fruta o grano. Las edificaciones están construidas con sillería en los huecos y con mampostería de piedra caliza de pequeño tamaño, a veces de lastras, en el resto de los paños. En los ejemplos más antiguos, la mampostería está sin revocar.
La Sierra Sálvada
La Sierra Sálvada es un altiplano situado a unos 1.000 m de altitud, resultado del modelado kárstico, con presencia de abundantes elementos propios de este paisaje geomorfológico como dolinas, sumideros, etc. Constituye el límite entre la meseta y los valles cantábricos, siendo zona de transición entre la región biogeográfica atlántica y la mediterránea.
Merece especial atención esta sierra, como otras por las que discurre el Camino Natural, dada su importancia como puerto de montaña para el ganado.
Etimológicamente se cree que “Sálvada” puede provenir de “pastizal (“Zail-sal”) (Urdiola, 1.930). Además, los hallazgos de monumentos megalíticos en la Sierra Sálvada evidencian el ancestral aprovechamiento de estos territorios.
Históricamente la Sierra Sálvada ha sido objeto de un aprovechamiento comunal —principalmente de pastos— por parte de los municipios colindantes de las provincias de Araba/Álava, Burgos y Bizkaia, hecho que ha dado lugar a numerosos conflictos internos.
La Sierra Sálvada cuenta con unas 2.000 ha de superficie de pasto, aprovechado principalmente por ovejas latxas y, en menor medida, vacas y caballos. Según estudios realizados, en 1982 existían unas 7.000 ovejas con derecho a pasto, quedando actualmente unas 5.000 cabezas de ganado.
Antiguamente se subía el primer rebaño formado por corderas del año anterior y ovejas sin cría —“balderas”— en los meses de abril o mayo, mientras que el resto del rebaño, una vez ordeñado y vendidos los corderos, se subía en junio, permaneciendo ambos hasta las primeras nevadas de diciembre, volviendo a subir de nuevo al desaparecer la nieve de la Sierra. Hoy en día se ha retrasado todo el ciclo aproximadamente un mes.