Red de Caminos
Naturales
Etapa 30: Valdelacasa del Tajo a Peraleda de San Román
Descripción
De camino al pueblo de la hospitalidad
En la presente etapa se deja atrás Valdelacasa de Tajo para atravesar cotos de caza y campos de cultivo hasta llegar al pueblo de Peraleda de San Román.
El recorrido parte del pueblo Valdelacasa del Tajo siguiendo los postes indicadores del camino natural. Cruza la carretera que discurre entre Valdelacasa del Tajo y Peraleda de San Román, localidades de inicio y fin de esta etapa, y continúa por una pista de fácil tránsito.
La pista está flanqueada, en la mayor parte del trazado, por antiguos muros de piedra que marcan los límites de propiedad, hasta encontrar un antiguo puente construido en piedra bajo el cual discurre el arroyo Zarzalejo.
El camino transcurre llano hasta llegar a una bifurcación en la que se toma la variante a mano izquierda, donde se transforma en un tramo de pendiente moderada y algo más estrecho, con el firme conformado por afloramientos de rocas y piedras sueltas que hacen el tránsito algo más dificultoso.
Cuando la traza del camino se vuelve a allanar, lo hace entre los cercados de los cotos privados de caza, gracias a los cuales es posible entretenerse observando las especies cinegéticas más frecuentes como los corzos (Capreolus capreolus) y las perdices (Alectoris rufa).
Tras dejar atrás la finca Valdemujeres a mano derecha, se abandonan los cercados de los cotos de caza para adentrarse en campos de cereal y olivares. Se continúa por caminos agrícolas que conducen hasta un cruce con la carretera que da acceso a la población de Peraleda de San Román.
Tras este brevísimo contacto con la vía asfaltada, el camino hace un quiebro hacia la derecha para, tras recorrer unos 500 m, volver a girar hacia la izquierda y recalar de nuevo en la mencionada carretera, que en este punto se ha bifurcado. Tras cruzar con precaución el primer ramal, se prosigue hacia la derecha en dirección a Peraleda. En las proximidades de dicha población se encuentra una cruz de piedra al margen del camino, símbolo funerario que recuerda el inicio de la ocupación romana del territorio.
Una vez en el pueblo de Peraleda de San Román, conocido como “el pueblo de la hospitalidad”, se puede disfrutar paseando por sus cuidadas calles y plazas hasta llegar a la iglesia de San Juan Bautista: la edificación más importante de este núcleo. También merecen ser mencionados los restos románicos de la iglesia de San Román y la iglesia de la Poveda, ambos del siglo XV.
Es importante destacar la existencia de una ruta de pequeño recorrido denominada la Ruta por La Jara, que va desde Peraleda de San Román hasta Garvín, coincidiendo con el trazado de la actual etapa y que la acompaña hasta el final de la misma.
Perfil
Destacados
Información adicional
Grabados prehistóricos de Peña Castillo
Situada a 4,4 km al norte de Peraleda de San Román, a medio camino entre el Tajo y el poblado de Navaluenga, emerge una peña de gran tamaño. En este paraje aparecen cinco conjuntos de grabados prehistóricos donde se representan variedad de símbolos: herraduras, estelas, cruces, etc.
Canchera de la Atalaya
En la orilla derecha del río Gualija se conservan los cimientos y diversos materiales arqueológicos de lo que fuera una pequeña almenara de planta cuadrangular, cuya finalidad era transmitir señales en caso de peligro y controlar el acceso hacia el interior de los Ibores-Villuercas.
Iglesia de San Juan Bautista
Se trata del templo parroquial de Peraleda de San Román. Construido con sillares de granito, presenta una única nave dividida en tres por arcos rebajados. A los pies de la nave se sitúa el coro. Consta de una torre compuesta de dos cuerpos y diversas capillas a ambos lados de la nave que acogen retablos de factura barroca, destacando el Cristo de la Vera Cruz, la Virgen del Rosario (1776) y unas tablas de San Roque, Santiago y San Blas. El retablo del altar está datado de mediados del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
Se cree que en conjunto la obra pudo iniciarse a finales del siglo XVI, pero la estructura final quedó configurada en el siglo XVII.
Castillo de Alija
El Castillo de Alija, datado entre los siglos VII-XIl, se emplaza sobre los cerros que dominan la desembocadura del río Gualija en el Tajo. En sus comienzos fue utilizado por los bereberes para controlar el paso de una antigua vía que conducía hacia Toledo. Posteriormente fue repoblada por los cristianos, como testifica una necrópolis de tumbas antropomorfas excavadas en la roca. También se cree que es de época cristiana la cerca del castillo, consolidada por varias torres.
Actualmente quedan escasos restos de este castillo. Su lugar estratégico se justifica porque era una antigua vía que, traspasando determinados puentes, conseguía enlazar con la llanura toledana.