Red de Caminos
Naturales
Etapa 28: Aldeanueva de Barbarroya a El Puente del Arzobispo
Descripción
Vestigios romanos hacia el discurrir del Tajo
El camino natural sale de Aldeanueva de Barbarroya en un continuo descenso hacia las vegas del Tajo, entre encinas y bloques de granito, visitando la calzada romana del río Uso y la presa del embalse de Azután.
La salida de Aldeanueva de Barbarroya se emprende desde la parte baja del pueblo en su extremo noroeste, siguiendo el mismo tramo por el que finalizaba la etapa 27 a su llegada a la localidad. En el cruce de ambas etapas, el viajero debe girar hacia su izquierda para proseguir por la etapa 27. En estos primeros pasos se acompaña al Camino Natural Vía Verde de la Jara, que en su trazado hace un alto en la localidad. Pronto los itinerarios se separan, prosiguiendo el camino natural del Tajo por un cruce a mano derecha que se encamina al norte.
Desde aquí se perciben las vegas del Tajo ahora bajas y en la lejanía, y se divisa una vista impresionante. Durante este recorrido se pasa junto a las piscinas municipales y el campo de fútbol, donde de nuevo se llega a un cruce con la carretera CM-4140 que da acceso al pueblo de Aldeanueva. En esta bifurcación se gira a la derecha, hacia el pueblo, para en unos 150 m volver a girar 180° y discurrir paralelo a la carretera. Este tramo es estrecho y tiene bastante matorral por lo que su transitabilidad es complicada, aunque apenas dura unos 700 m.
Superada esta parte del recorrido se entra en una pista que gira a la derecha y se interna en una zona de campos de cultivo de cereal y algún viñedo. Pronto el paisaje cambia radicalmente, dando paso a una preciosa zona de encinas (Quercus ilex) y bolos graníticos. El camino se hace ligeramente más bacheado, estando encajado entre muros de granito que delimitan las fincas de encinas. Las intersecciones aunque escasas, están perfectamente señalizadas.
La ruta en esta zona se hace muy amena al transitar por un constante sube y baja, que no llega a ser fatigoso, y desde donde, a modo de atalaya, se pueden ver las vegas del río Tajo. A los cinco kilómetros aproximadamente desde el último cruce con la carretera CM- 4104, de nuevo la etapa se encuentra con esta carretera, que solo pisa para atravesarla, ya que del otro lado comienza la calzada romana del río Uso.
La calzada, con claros vestigios de su trazado, va descendiendo inicialmente de manera ligera para poco a poco ir haciéndose más abrupta y angosta. En caso de circular en bicicleta es posible que se haga necesario ir a pie en este tramo ya que los grandes bloques y la estrechez del camino en algunas zonas pueden hacerlo técnicamente complicado. Independientemente de la forma elegida para realizar el camino, las impresionantes panorámicas sobre el embalse de Azután y del río Uso acompañan al viajero.
La salida de la calzada se produce en la confluencia con la ya conocida carretera CM-4104, y que ahora se acompaña durante aproximadamente 1,5 km. En este trayecto se atraviesa por un puente el río Uso, que en esta zona aparece embalsado debido a la proximidad del salto.
Tomando la dirección a la derecha, aparece una señalización que indica el rumbo hacia el salto del embalse de Azután, abandonando la etapa en las inmediaciones de la CM-4140. El camino atraviesa justo por encima de la presa del embalse, donde se puede disfrutar de unas vistas espectaculares.
La senda prosigue por la margen derecha del Tajo serpenteando hacia el encuentro con la carretera TO-1194, por cuyo arcén discurre durante unos 500 m. Desde aquí la ruta sigue varios cambios de dirección, todos perfectamente señalizados, sorteando las tierras de regadío y ganaderías de las proximidades de la localidad de El Bercial.
La carretera y la pista vuelven a confluir durante 1,5 km, a partir de los cuales el camino cambia de dirección a la izquierda para ir aproximándose al río por tramos cada vez más estrechos. En las inmediaciones de El Puente del Arzobispo, se acompaña al arroyo de los Frailes por un fresco paseo fluvial hasta el puente de la Bienvenida, que como indica su nombre, sirve de entrada a la localidad. El final de la etapa está cerca y desde las callejuelas más cercanas al río Tajo se puede contemplar el monumental puente de piedra del que tan orgullosos se sienten los habitantes de El Puente del Arzobispo.
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El Puente del Arzobispo
Convento de FranciscanosSituado según los antiguos a un centenar de pasos del propio pueblo, en la actualidad, debido al crecimiento del municipio, se encuentra inserto en el mismo. En el convento de los franciscanos descalzos, se veneraba la imagen de Nuestra Señora de Majano, se llamaba así, pues según la tradición se apareció sobre un montón de cantos, a un sacristán del pueblo vecino de Alía. El templo constaba de cinco altares y un retablo mayor. La residencia de los propios frailes constaba de diecisiete celdas, dos oficinas, dos claustros, una cueva y una magnífica huerta.
Puente de PiedraFue mandado construir en 1380 por el entonces arzobispo de Toledo y duque de Estrada, D. Pedro Tenorio. Está construido en granito y tiene arcos de medio punto que van disminuyendo hacia los lados. El arco central está a aproximadamente 14,5 m desde la superficie del agua y es por donde discurre todo el caudal del río. De los dos arcos centrales arrancaban dos torres labradas en sillería granítica; ambas sólidas construcciones defendían el puente, pero fueron derribadas a finales del siglo XIX.
Cuenta una leyenda que un día llegó el arzobispo a la localidad, y queriendo atravesar el cauce, sus aguas bajaban embravecidas, y tuvo dificultades al cruzar. Yendo el prelado en una barca, un golpe de las aguas hizo que perdiera su anillo en el río. Tan disgustado quedó su eminencia, que ofreció generosa recompensa a quién lo lograse recuperar.
Cuando volvió el Arzobispo al cabo de unos meses y preguntó por su anillo, le dijeron que había sido imposible de encontrar. Entonces el arzobispo hizo una promesa: “si el anillo volviera a mí, he de construir un puente por el que ganados, peregrinos y viajeros crucen el río sin los trabajos con que ahora lo hacen”.
Al cabo de unos años, cuando el Arzobispo se disponía a comer, le sirvieron pescado del Tajo que tanto le gustaba. Al abrir el pez, dentro se encontró el anillo. Conmovido por el hallazgo y considerándolo milagro de la Virgen de Guadalupe, esa misma noche ordenó que se comenzasen las obras.
Rollo de justiciaSe trata de un monumento gótico (del s. XV), labrado en granito y dividido en cinco partes: gradas, basa, fuste, capitel y remate. La alta basa se descompone en dos toros, el segundo contiene labores de esferitas. El capitel posee forma cuadrada, se dibujan a cada lado dos perlas y una saliente cabeza de león, que recuerdan a las gárgolas de los edificios góticos. El remate, forma una pirámide de cuatro perlas adosadas a la base, otras tantas en el centro y a cada lado y por último una mayor en la cúspide. El rollo-picota posee una figura esbelta y es uno de los ejemplares más valiosos que se conservan en la provincia de Toledo.
Cerámica de El Puente>La cerámica de El Puente se caracteriza por su color verde y sus temas relacionados con el paisaje y la caza. El verde se acompaña de amarillo; el naranja de azul; y, en contadas ocasiones, aparece el castaño.
Dólmen de Azután
Conjunto catalogado como Bien de Interés Cultural en 2007. Se trata de un conjunto megalítico funerario que se puede encontrar a las afueras de El Puente del Arzobispo. Es un conjunto de tamaño considerable pues los ortostatos más altos (las piedras verticales) rebasan los dos metros con facilidad, y su diámetro sobrepasa los doce.
Es un dólmen de tipo cámara, con corredor de entrada en el que además se puede observar restos de una de sus cámaras laterales. En su interior, además de los restos óseos humanos, también se halló cerámica, herramientas de hueso y piedra tallada y pulimentada e incluso cuentas de collares.
Además de las cámaras anexas, el dolmen estaba provisto de un túmulo o colina artificial, que hoy tiene un diámetro de más de 18 metros, tal y como indican las dos líneas de piedras alrededor de la cámara principal. En algunas de las piedras se pueden observar algunas inscripciones antiguas.
El pasado romano de Azután
Esta pequeña población de menos de 350 habitantes es una antigua Villa de la provincia de Toledo instituida en 1260, poco después del asentamiento de la Reconquista, por la cesión de una heredad a las monjas de San Clemente. Sin embargo, tiene un evidente pasado romano del cual no se conoce demasiado. Una prueba de ello es el texto de principios del siglo XIX en el que el prestigioso historiador Ceán Bermudez hablaba así sobre Azután:
“Azután, villa de la provincia de Toledo, en el partido de Talavera. Entre ella y los lugares vecinos de la Estrella y Aldeanueva de Valbarro (probablemente la actual Aldeanueva de Balbarroya), cerca del río Huso, hay un despoblado con ruinas de edificios romanos. Hace pocos años (sobre 1820) conservaba la mayor parte de sus murallas de sillares, una o dos puertas, y un postigo de salida al río. Todavía se ven los cimientos de las casas y se distinguen las calles. En una colina inmediata, a cuyo pie corre el Huso, descuellan grandes trozos de un castillo o fortaleza y los naturales de este país quieren que haya estado allí la Ciudad de los Vascospor haberlo dicho el P. Román de la Higuera (historiador jesuita español). Si fuese cierto, pertenecería a la región de los carpetanos”.
No cabe duda de que todavía la historia de la comarca está por desentrañar y que cada vez son más los hallazgos que abren nuevas vías de interpretación. Lo que sí queda claro es que fue una zona de gran importancia en la articulación romana del territorio hispano.