Red de Caminos
Naturales
Etapa 18: Villamanrique de Tajo a Colmenar de Oreja
Descripción
Entre valles y canteras
En este tramo del camino natural nos encontraremos un paisaje diferente a las vegas por las que discurrió en etapas anteriores. Aquí se recorren antiguos vestigios de canteras abandonadas, que se alternan con modernas explotaciones extractivas. A la llegada a Colmenar, se dejan atrás las actividades mineras a cielo abierto para recorrer el bonito valle de Valdegrederos.
La etapa se inicia en Villamanrique de Tajo, por el camino más cercano al río, que rodea el pueblo por su vertiente sur. Desde la salida, el camino natural comparte trazado con otra senda, “la Senda Ecológica de la Ribera del Tajo”.
El recorrido toma un puente de madera, que proporciona la última sombra en varios kilómetros, por lo que se debe asegurar una buena provisión de agua.
Desde este puente, y atravesando la carretera M-325, se accede a una vía pecuaria que discurre entre grandes cultivos de maíz. El tramo por el que se avanza tiene restringido el acceso de vehículos, por lo que el tránsito resulta muy tranquilo. El camino va delimitado por las colinas que quedan a mano derecha y en las que se puede observar cómo la erosión durante siglos ha modelado caprichosas formas, que sirven de refugio para hacer un alto al reguardo del sol o la lluvia.
El camino se encuentra con cultivos y pastizales, en los que según la época del año, se puede disfrutar de bonitos contrastes verdes y amarillos en los que pacen y descansan las ganaderías de la zona. Poco más adelante comienzan a aparecer varias canteras; explotaciones de pequeño tamaño cuyos modernos sistemas de explotación contrastan con los vestigios de las antiguas explotaciones mineras de la zona.
Llegando a las proximidades de estas canteras, se abandonan las pistas para pasar a carreteras asfaltadas. Pronto se divisan en primer plano las instalaciones de refinado y la maquinaria pesada de las canteras. En este punto el camino avanza por pequeños senderos paralelos a la pista de acceso de los camiones de acopio, que mantiene al caminante alejado del polvo y el ruido que produce su tránsito.
Después de un par de kilómetros, el recorrido llega hasta una encrucijada en la que se indica hacia la derecha la ascensión al pueblo de Colmenar de Oreja y hacia la izquierda el camino a Aranjuez. Desde este punto, el tramo hasta Colmenar es común para la presente etapa 18 y para la etapa 19.
El giro a la derecha dirige el camino al norte, pudiendo intuir el final de la ruta en la cima de la meseta. Desde los primeros pasos, el paisaje cambia, pasando a estar dominado por girasoles, olivos, maíz e incluso alguna vid, en el ascenso hacia Colmenar de Oreja. La pista discurre serpenteante entre juncos que denotan suelos encharcados y fangosos.
Pronto los pinares van haciendo acto de presencia, mientras el valle se va estrechando a su entrada hacia el paraje de Valdegrederos. Poco a poco la pista se va empinando y encajando en lo más profundo de este precioso valle; ganando altura curva tras curva.
Durante los trabajos de campo para describir el recorrido del camino, se han observado zonas de difícil tránsito por el mal estado del firme debido a las cárcavas que se forman por la escorrentía que se concentra en esta vaguada.
Esto compromete el tránsito en bicicleta que, aún lejos de no ser ciclable, puede ser realmente técnico y exigente para los ciclistas más experimentados. Una vez superado el tramo de Vadegrederos se puede hacer un descanso en una zona de descanso acondicionada, en la parte superior de este paraje, donde la sombra está asegurada.
Desde aquí la etapa continúa cruzando la carretera, para observar ya en el horizonte la localidad de Colmenar de Oreja. La entrada a esta preciosa población se realiza por su vertiente sur, siendo recibidos por múltiples fuentes y por una vista panorámica sobre las vegas del río Tajo realmente sorprendente y que hará disfrutar aún más del esfuerzo realizado en el ascenso.
El broche final de la etapa lo pone la ermita del Santísimo Cristo del Humilladero que se eleva orgullosa a la entrada de Colmenar.
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Información adicional
Villa Aureliae
Este antiguo pueblo está íntimamente relacionado con la historia de Colmenar de Oreja desde la época romana (Aureliae) y posteriormente a la conquista musulmana y reconquista cristiana. En este punto, los musulmanes construyeron un castillo que formaba parte de la línea defensiva del reino de Toledo con una posición estratégica, que permitía controlar el vado del río Tajo desde su orilla sur.
Durante la Reconquista de España, el Rey Alfonso VII (cristiano) sostuvo una batalla muy importante contra los Árabes (musulmanes) en el Castillo de Oreja (Aureliae), el 31 de octubre de 1139, asediando durante 7 meses a los 30.000 árabes almorávides, que tuvieron que retirarse “sin victoria y sin honor”, según cuenta Modesto la Fuente en su “Enciclopedia Historia de España”. Todos estos parajes junto al Castillo quedaron dentro de la nueva Encomienda de Oreja de la Provincia de Castilla, en la Jurisdicción del Fuero Municipal de Oreja.
Ermita y Jardines del Cristo del Humilladero
Consta de dos capillas, una del siglo XVI y otra, de estilo barroco, del XVII, con muros de sillería en piedra.
Acoge la imagen del patrón de la ciudad: el Cristo del Humilladero. Se accede a la zona por un placentero paseo que va desde la Plaza Mayor hasta los jardines y pinares del Cristo, por donde transcurre la procesión que al patrón se le hace en su fiesta, en la primera semana de mayo, acto éste imborrable para quién lo presencia, pues al transitar en la oscuridad de la noche, se trueca en visión fantasmal de interminables filas de cirios encendidos que se muestran caminando por sí solos.
Desde los jardines de la propia ermita del Cristo del Humilladero se divisa una amplia y sugestiva panorámica del pueblo, y en la lontananza, la silueta del castillo de Oreja y los Montes de Toledo.
La glauberita
La glauberita es un sulfato calco-sódico del que se extrae sulfato sódico que se emplea mayoritariamente como excipiente inerte. Antiguamente se conocía como “sal de Glauber”, recibiendo este nombre por el alquimista alemán Johann Rudolf Glauber (1604-1668), quien descubrió las propiedades de este mineral en las minas situadas en Villarrubia de Santiago.
España es el único país de la Unión Europea con minas de sulfato sódico (fundamentalmente thenardita, glauberita y mirabilita) y el segundo del mundo, sólo superado por China, lo que da una idea de la gran importancia de este mineral y de las explotaciones españolas.
La producción nacional se destina a consumo interior y exportación. La principal aplicación del sulfato sódico anhidro es la fabricación de detergentes en polvo, pero también interviene en la producción de vidrio, pasta de papel, textil, enzimas, procesos siderúrgicos, y otros. Cabe destacar además las aplicaciones en productos para alimentación humana y animal, así como en productos de farmacia, por los exigentes requisitos de calidad que debemos superar.