Etapa 1: Puerto de Tazacorte - Roque de los Muchachos

El recorrido comienza en el Puerto de Tazacorte, donde un panel al pie del risco marca el inicio de la ruta. Desde aquí, el sendero serpentea hacia el noreste, ascendiendo a través de la rocosa morfología de la isla con una serie de escalones estratégicamente colocados que facilitan la subida hasta alcanzar el impresionante mirador de la Punta, a 270 m sobre el nivel del mar. Desde este punto, se puede disfrutar de una vista panorámica de la pintoresca costa suroeste de la isla, así como de las fascinantes fajanas formadas por el volcán Tajogaite en 2021.

La ruta continúa ascendiendo entre pistas agrícolas, bordeadas por característicos muros de ladrillo negro que separan las fincas de plataneras. Al rodear una pequeña instalación agrícola, el sendero se une brevemente al camino asfaltado de El Time. Tras recorrerlo durante 300 m, el sendero se desvía a la derecha para enfrentar una empinada cuesta pavimentada, flanqueada por plataneras.

Después de superar esta sección, el camino vuelve a girar a la derecha y sigue por una pista sin pavimentar hasta alcanzar el camino asfaltado de Miasoles, que se recorre durante unos 700 m. Finalmente, se alcanza el Mirador del Mite, situado a 594 m sobre el nivel del mar, desde donde la vista se amplía aún más. Después de pasar junto a un restaurante cercano, el sendero gira levemente hacia la izquierda para cruzar la carretera LP-01 y retomar el camino del Time, pavimentado solo unos metros antes de rodear una vivienda.

Unos metros más adelante, el sendero alcanza una zona de menor pendiente que sirve como punto de conexión con la etapa 5 del Camino Real por la Costa, que va desde Tijarafe hasta los Llanos de Aridane. Aquí, a 600 msobre el nivel del mar, se abren impresionantes vistas del hacia el sureste, revelando el majestuoso valle de Aridane, las coladas del Tajogaite, la dorsal de Cumbre Vieja y la zona final del Barranco de las Angustias. Hacia el noroeste, el paisaje de medianías se extiende mostrando como la erosión ha modelado las antiguas coladas del primitivo Volcán de Cumbre Nueva. En esta sección, el entorno comienza a transformarse, fusionando el ecosistema costero con el de medianías, dando paso a los primeros pinos canarios y a las zonas de labor tanto en uso como abandonadas.

El camino continúa ascendiendo durante un kilómetro y medio en un recorrido relativamente recto, atravesando campos de cultivo dominados por viñedos, aguacateros y, en menor medida, plataneras, hasta alcanzar la carretera de Las Cabezas. Esta parte del camino discurre por una pista agrícola de superficie irregular, que combina puntos de pendientes pronunciadas y otros más llanos. La pista, con zonas de tierra y rocas basálticas de diferentes tamaños, está flanqueada por muros agrícolas tradicionales hechos de piedra volcánica. Entre estas parcelas, se pueden apreciar viviendas tradicionales agrícolas de estilo canario, con muros de roca volcánica pintados de blanco en los que destacan las piedras negras en los zócalos y las esquinas, además de las puertas y ventanas pintadas con colores llamativos. Antes de seguir en paralelo a la carretera, se encuentran una fuente de agua potable y varios paneles que informan sobre los usos y tradiciones agrícolas del municipio de Tijarafe. Aquí, a 5,3 km del inicio y a más de 730 mde altitud, es un buen momento para descansar y admirar las fabulosas vistas del municipio de Tijarafe, con el océano como telón de fondo y los bosques de las cumbres cada vez más cerca. Este es un punto ideal para recargar energías antes de seguir con el ascenso, mientras disfrutas de la belleza natural y el rico patrimonio agrícola que define esta etapa.

Una vez cruzada la carretera, el camino vuelve al sendero y continúa ascendiendo durante dos kilómetros, ganando más de 300 m de altitud, hasta superar los 1.100 metros y alcanzar el borde de la Caldera de Taburiente, donde se encuentran la Torre del Time y el Mirador de Hoya Grande. Desde este punto, se empiezan a dejar atrás las vistas del Valle de Aridane y comienzan a ser apreciables las profundidades de la Caldera.

Este tramo es uno de los más duros y fascinantes de toda la etapa. Su dificultad radica en la pendiente pronunciada y al relieve irregular de la pista, constituida por grandes rocas basálticas que conforman una especie de calzada volcánica. Su belleza reside en el notable contraste entre los paisajes agrícolas de las medianías y los bosques de pino canario (Pinus canariensis) que dominan la zona. Aquí, no solo se parecía visualmente el cambio de paisaje, sino que también se siente un cambio de temperatura, algo más elevada debido a la mayor exposición solar y la disminución de humedad, resultado de la lejanía del océano. Este piso es uno de los más ricos en biodiversidad de la isla. Junto a los pinos, se encuentran otras especies como el brezo (Erica arborea), la jara (Cistus symphytifolius) y el codeso (Adenocarpus viscosus), junto a especies herbáceas como gramíneas y vides, fruto del uso agrícola.

Superado el mirador, el sendero se adentra en una pista forestal antes de girar a la derecha donde retoma un estrecho sendero que conduce al pico de Hoya Grande, situado a 1.344 nsobre el nivel del mar. En este recorrido, sorprende la presencia de viñedos cultivados en terrazas y rodeados por el bosque de pinos, mientras el camino serpentea en dirección al Roque de los Muchachos. Durante los siguientes dos kilómetros, el sendero angosto y pedregoso, atraviesa un denso pinar en ascenso pronunciado.

Un detalle notable de los pinos canarios es su extraordinaria capacidad regenerativa. Esta especie, endémica del Archipiélago Canario, puede sobrevivir a los incendios gracias a su gruesa corteza y su habilidad para rebrotar, recuperando parte de su cobertura vegetal incluso seis meses después de un incendio. A lo largo de este recorrido, el camino se acerca y se aleja de la cresta de la Caldera, ofreciendo en los puntos más altos impresionantes vistas del barranco de las Angustias y el pico Bejenado, testigo de la historia volcánica más antigua de La Palma.

A partir de los 1.800 mde altitud, próximos al décimo kilómetro del recorrido, el bosque comienza a abrirse, revelando los primeros ejemplares de vegetación de alta montaña de La Palma. Estas plantas están adaptadas a las condiciones climáticas extremas, como bajas temperaturas y alta exposición solar. El paisaje, aún dominado por pinares, se vuelve menos denso a altitudes tan elevadas, dando paso a matorrales como el tajinaste (Echium sp.) y plantas endémicas como el tajinaste azul (Echium gentianoides) o la bencomia de cumbre (Bencomia exstipulata), que destacan pos su resistencia al viento y al frío, presentando formas compactas y hojas pequeñas.

Tras rodear los riscos de Somada Alta a unos 1.890 msobre el nivel del mar, el sendero rodea la Hoya del Estrabito, una depresión desde cuyo borde se divisan con claridad las cumbres de la Caldera y el inicio de la Dorsal Cumbre Vieja. Además, permite un ligero descanso dado que el camino se allana levemente durante unos metros. Continuando poco más de un kilómetro, la primera etapa del Bastón abandona poco a poco el bosque llegando a los Pinos Gachos, situados a 2.100 msobre el nivel del mar. Un lugar idílico desde donde se divisan, mirando hacia la derecha, la Caldera, el Roque Idafe, la Cumbrecilla, el Pico Bejenado, Dorsal del Cumbre Vieja, el Valle de Aridane y las coladas del reciente volcán Tajogaite.

Un detalle notable de los pinos canarios es su extraordinaria capacidad regenerativa. Esta especie, endémica del Archipiélago Canario, puede sobrevivir a los incendios gracias a su gruesa corteza y su habilidad para rebrotar, recuperando parte de su cobertura vegetal incluso seis meses después de un incendio. A lo largo de este recorrido, el camino se acerca y se aleja de la cresta de la Caldera, ofreciendo en los puntos más altos impresionantes vistas del barranco de las Angustias y el pico Bejenado, testigo de la historia volcánica más antigua de La Palma. A partir de los 1800 m de altitud, próximos al décimo kilómetro del recorrido, el bosque comienza a abrirse, revelando los primeros ejemplares de vegetación de alta montaña de La Palma. Estas plantas están adaptadas a las condiciones climáticas extremas, como bajas temperaturas y alta exposición solar. El paisaje, aún dominado por pinares, se vuelve menos denso a altitudes tan elevadas, dando paso a matorrales como el tajinaste (Echium sp.) y plantas endémicas como el tajinaste azul (Echium gentianoides) o la bencomia de cumbre (Bencomia exstipulata), que destacan pos su resistencia al viento y al frío, presentando formas compactas y hojas pequeñas.

Tras rodear los riscos de Somada Alta a unos 1890 m sobre el nivel del mar, el sendero rodea la Hoya del Estrabito, una depresión desde cuyo borde se divisan con claridad las cumbres de la Caldera y el inicio de la Dorsal Cumbre Vieja. Además, permite un ligero descanso dado que el camino se allana levemente durante unos metros. Continuando poco más de un kilómetro, la primera etapa del Bastón abandona poco a poco el bosque llegando a los Pinos Gachos, situados a 2100 m sobre el nivel del mar. Un lugar idílico desde donde se divisan, mirando hacia la derecha, la Caldera, el Roque Idafe, la Cumbrecilla, el Pico Bejenado, Dorsal del Cumbre Vieja, el Valle de Aridane y las coladas del reciente volcán Tajogaite.