Red de Caminos
Naturales
Etapa 2: Es Grau - Faro de Favàritx
Descripción
La Albufera des Grau y las calas del noreste menorquín
Esta etapa, que discurre íntegramente por el Parque Natural de S’Albufera d’Es Grau, comienza a las puertas de la albufera que le da nombre pero, en seguida, se aleja de ella para ir bordeando la costa noreste de la isla entre acantilados y calas hasta llegar a las inmediaciones del cabo Favàritx.
La segunda etapa del Camí de Cavalls comienza unos 400 m al sur de la población de Es Grau, junto a la barrera de acceso a la Albufera d’es Grau, uno de los espacios naturales más importantes de Menorca. Tras cruzar la barrera (recordatorio: todas las barreras que se vayan cruzando durante la ruta deben quedar debidamente cerradas) se pasa por una pasarela sobre el brazo de agua que conecta la albufera y el mar. El Camino Natural se desvía a mano derecha después de casi 100 m, pero merece la pena pasear por el entono de la Albufera d’Es Grau, utilizando para ello las pasarelas que van rodeando la lámina de agua y aprovechando los miradores para disfrutar de la avifauna presente (anátidas, fochas, cormoranes, águila pescadora…).
La ruta se introduce en un bosquete de pinos (Pinus halepensis) y lentiscos (Pistacia lentiscus) por una pista arenosa y, al cabo de 500 m, llega hasta un buen ejemplo de las prácticas agropecuarias tradicionales de la isla, un antiguo pozo con abrevadero de ganado adosado al murete de una finca. Junto a ese muro se sigue avanzando hasta que la pista desemboca en la playa d´Es Grau.
Desde la playa hay unas pintorescas vistas de la población de Es Grau mirando hacia el sureste. El camino, en cambio, prosigue hacia el norte, abandonando la playa por una pista más rocosa entre lastones y lentiscos que con el embate del viento no alcanzan a tener portes tan altos como en los encontrados en los pinares.
La ruta se vuelve a internar, durante medio kilómetro, en un pinar con lentiscos, entre los que crecen lianas de zarzaparrilla (Smilax aspera), antes de volver al paisaje de matorral. Es entonces cuando el camino se acercar una vez más a la costa en busca de las calas de Tamarells. Aunque se han habilitado una suerte de escalones en el terreno, hay que tener precaución en la bajada, ya que el terreno es más irregular y con mayor pendiente. Mirando hacia el noroeste, en el extremo del cabo de Rambla se puede ver una de las antiguas torres defensivas construidas en el tiempo en que la isla estuvo en manos inglesas.
Desde la cala de Tamarells des Sud se sigue viendo la torre de Rambla y, mirando hacia el este, aparece en el horizonte la isla de Colom. Separada apenas 200 m de la isla de Menorca, esta isla se utilizó como Lazareto provisional en el siglo XVIII y cuenta con algunos restos arqueológicos como una basílica paleocristiana.
Se abandona la cala por una pista arenosa que en seguida conecta con una de firme más compacto. Entre el mismo paisaje de matorral y con la vista del cabo de Rambla y la torre siempre presente hacia el horizonte, el camino se acerca a la cala de Tamarells des Nord, pero sin llegar a adentrarse en ella. Muy cerca de esta cala arranca el sendero que permite acceder hasta los pies de la torre de Rambla. Tras recorrer algo más de 270 m, se abandona la pista por un sendero que parte a mano derecha. Aunque el sendero es bastante visible, conviene estar atento a la señalización. De esta manera se desciende hasta la cala Sa Torreta (como en la bajada hasta Tamarells, el descenso es algo abrupto), que se bordea hasta recuperar la pista que se había abandonado antes.
Al poco de dejar Tamarells, se pasa junto a una pintoresca casa de pescadores con unas buenas vistas sobre la cala de Sa Torreta, aunque antes de descender hacia ella el camino da un pequeño rodeo, internándose en una arboleda, durante unos cientos de metros, compuesta principalmente por pinos con algún lentisco de bajo porte.
Tan pronto se sale de la arboleda se accede a cala Sa Torreta. Es estrictamente obligatorio no salirse del camino marcado que bordea la cala ya que se trata de un espacio natural en regeneración, como bien indican las señalizaciones. Antes de abandonar la cala, un camino a mano izquierda permite llegar hasta el poblado talayótico de Sa Torreta de Tramuntana, a un kilómetro de distancia.
Dejando atrás la cala, se cruza una barrera y el camino se interna en un paisaje de carácter completamente agropecuario entre cultivos de cereal y pastos, acompañado de manchas de lentiscos y labiérnagos (Phillyrea latifolia). Este paisaje se mantiene durante algo más de 2 km, hasta que se llega al acceso a la cala en Cavaller.
Sin llegar a entrar en la cala, el camino gira a la izquierda y se vuelve a internar en una arboleda, en la que de nuevo el visitante es recibido por ejemplares de pino y lentiscos, que al cabo de unos metros se torna matorral. Se unen a este cortejo florístico aulagas y labiadas, aunque los árboles nunca se llegan a perder del todo.
La siguiente cala, Morella Nou, también se deja a un lado, sin llegar a acceder a ella y, 600 m después, se llega hasta el arenal de Morella, conocido popularmente como cala Tortuga. Antes de bajar al arenal, hay una bonita vista de todo el cabo de Faváritx, con el faro bien visible en su extremo oriental.
Es momento de bordear la playa para después ascender por un sendero más rocoso, entre matorral de porte almohadillado y compuestas como la siempreviva (Helichrysum stoechas) y protegido a mano izquierda por una talanquera. La senda da paso a una pasarela de madera que permite caminar por un arenal y, a mano izquierda, se puede ver la Bassa de Morella, una somera laguna litoral que fue declarada reserva natural en 2003. Rodeada de tarajes (Tamarix sp.), esta laguna es un importante lugar de invernada y de nidificación para muchas aves acuáticas. Destaca también por su población de tortugas de agua, lo que le ha dado su nombre popular: al arenal de Morella.
La pasarela de madera deja paso a una pista ancha de tierra. Entre la vegetación acompañante, de nuevo el matorral de porte almohadillado, comienzan a aparecer ejemplares de la euforbiácea más grande de cuantas se pueden encontrar en Menorca, la lechetrezna arbórea o mula (Euphorbia dendroides). La pista conecta con otra, que hay que tomar hacia la derecha.
Después de medio kilómetro, y tras dejar a un lado el acceso a la cala Presili, la vegetación se va volviendo cada vez más escasa y la pista más rocosa, lo que evidencia que se está llegando al cabo de Faváritx. El final de la etapa se alcanza tras otro medio kilómetro, en el punto en que la pista que se ha estado recorriendo se encuentra con la carretera de acceso al faro.
Aunque la segunda etapa del Camino Natural concluye aquí, y la siguiente comienza siguiendo la carretera hacia el oeste, merece la pena recorrer el pequeño trayecto de apenas 1 km hasta el cabo de Favàritx. Aparte de las vistas desde el extremo del cabo, de camino se pasa junto al El Cós del Síndic, una laguna temporal inundada entre otoño y primavera que alberga dos plantas acuáticas bastante raras (Ruppia maritima y Althenia orientalis) y poblaciones de aves limnícolas.
Enlaces de interés
Perfil
(calculado según criterios MIDE para un excursionista medio poco cargado)
Destacados
Parque Natural de S´Albufera des Grau
Se trata de un espacio con alto valor social que consiguió su declaración en 1995 tras un largo proceso llevado a cabo por iniciativa y movilización ciudadana. Tiene una extensión total de 5.067 ha ubicadas en el sector nororiental de la isla, siguiendo la línea costera que va desde Caleta de Binillautí hasta Port d´Addaia.
Se trata de un espacio que cuenta con la representación de diversos hábitats que favorecen la rica biodiversidad de la isla, tanto que el corazón de la Reserva de la Biosfera de Menorca y muchos de sus espacios se encuentran enmarcados en la Red Natura 2000.
En el parque encontramos humedales y estanques temporales donde se desarrollan especies vegetales acuáticas como el Potamogeton pectinatus que favorecen el desarrollo de otras especies como peces, artrópodos, reptiles o moluscos y, por ende, aves y mamíferos que se alimentan de ellos. Destacan en estos espacios el águila pescadora (Pandion haliaetus), la focha (Fulica altra), el ánade real (Anas platyrhynchos) o la garza (Ardea cinerea), así como la ranita meridional (Hyla meridionalis) o los erizos blanquecinos (Atelerix algirus vagans).
En la línea costera se aprecian sistemas dunares, islotes donde anidan numerosas aves costeras y las praderas submarinas de especies cada vez más escasas en los fondos mediterráneos como la Posidonia oceánica o Zoostera. Éstas sirven como regulador térmico y del oxígeno de las aguas, así como de refugio y alimento para numerosas especies de peces, moluscos y crustáceos y fijador de los sistemas dunares y playas. Mientras, en las zonas de interior, el parque cuenta con bosques de acebuches, entremezclados con mosaicos agroforestales compuestos por zonas de pasto y cultivos con superficies arboladas que favorecen al cuidado del patrimonio cultural y rural de la isla.
Poblado Talayótico de Sa Torreta de Tramuntana
Ubicado en el Parque Natural de S’Albufera des Grau es uno de los pocos y más emblemáticos poblados talayóticos que han sido identificados en la región de Tramuntana. El origen de este poblado prehistórico se remontaría a los primeros pobladores (1600 a.C.), siendo ocupado hasta la romanización y posteriormente reutilizado en época islámica medieval.
Sería Margaret Murray, una arqueóloga británica especialista de la investigación científica de la Prehistoria en la isla, la que documentara, en 1930, el descubrimiento de este poblado, así como los elementos relacionados con los rituales que en el mismo se realizaban.
Actualmente, se conservan el talayot, el recinto de la taula y algunas viviendas dispares. El primero de estos elementos se encuentra en la parte más elevada del poblado. Es de tipo escalonado y planta ovalada y, gracias a su situación privilegiada, desde el mismo es posible controlar todo el territorio.
Bajo este se encuentra la taula, un recinto de pequeñas dimensiones que permanece intacto y donde se pueden contemplar algunas pilastras que se mantienen en pie, así como parte de la fachada en buenas condiciones. Por último, el conjunto se completa con los restos de cuatro espacios destinados al uso doméstico.