Red de Caminos
Naturales
Etapa 15: Sant Tomàs – Son Bou
Descripción
Vegetación dunar en el centro de la costa sur menorquina.
Corta etapa por la zona central de la costa sur de Menorca, que permite pasear y disfrutar entre dos zonas urbanizadas de playa como Sant Tomàs y Son Bou, al mismo tiempo que esconde parajes repletos de biodiversidad, como el Prat de Son Bou, englobado en el LIC Son Bou i barranc de sa Vall, y playas con un altísimo valor natural, como la playa de Talis, con una riquísima vegetación dunar.
A penas 6,5 kilómetros separan el inicio y final de esta etapa que comienza en el extremo oeste del paseo marítimo de la playa de Santo Tomás, junto al panel interpretativo de Caminos Naturales. Se avanza con la playa a la derecha y la zona residencia de Sant Tomàs a la izquierda.
Este agradable caminar por la parte central de la costa sur de Menorca permite disfrutar, sin ningún esfuerzo, del paisaje costero en todo su esplendor, pudiendo conocer sus playas como se merece, observando buenas representaciones de vegetación dunar.
Tras un zigzagueo a derecha e izquierda perfectamente señalizado, el Camino Natural Camí de Cavalls abandona definitivamente la zona residencial de Sant Tomàs, al mismo tiempo que se acerca todavía más a la playa, avanzando por un espacio más agreste en el que se tendrán que superar diferentes escalones tallados en la roca.
En el momento de rebasar una barrera menorquina, el viajero deja atrás un pequeño bosquete de pino carrasco (Pinus halepensis), cuyos ejemplares están perfectamente adaptados a las condiciones costeras, para dar paso a cultivos tradicionales de secano con matas de vegetación natural dispersa. Poco después, el senderista llega al extremo oeste de la playa de Talis. Se trata de un punto de obligada parada donde disfrutar, junto a las colindantes playas de Son Bou, de este entorno totalmente desprovisto de construcciones humanas e incluido dentro del Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) San Bou i barranc de sa Vall. En esta zona se localiza una enorme variedad de hábitat costeros, caldo de cultivo que provoca la existencia de una altísima biodiversidad.
De vuelta al trazado del Camino Natural Camí de Cavalls, el itinerario se aleja momentáneamente de la costa, avanzando junto al humedal conocido como Prat de Son Bou, que recoge las aguas del Torrent de Son Boter al final su recorrido por el barranc de sa Vall.
Superada una nueva barrera menorquina, se ha de cruzar la zona húmeda mediante un paso formado por una serie de piedras labradas con forma rectangular dispuestas en fila que permiten el paso sin ninguna dificultad, disfrutando al mismo tiempo del humedal desde dentro.
Cruzado el humedal se gira a la derecha siguiendo las correspondientes señales de Caminos Naturales. El camino va ganando anchura al mismo tiempo que va mejorando la calidad del firme, prueba inequívoca para el viajero de la proximidad de su destino final en esta etapa, Son Bou.
Sin más preámbulos, se alcanza la localidad de Son Bou, donde un panel tipo atril de Caminos Naturales indica el itinerario urbano a seguir para conquistar el final de esta decimoquinta etapa. Respetando siempre las normas de circulación, según seamos senderistas o cicloturistas, y siguiendo la señalización indicativa, se van recorriendo las calles urbanizadas hasta llegar al aparcamiento situado en el extremo este del Passeig Maritim, donde poco después de superarlo y estando ya en la carretera de salida de Son Bou, se sitúa el panel interpretativo que pone punto final a la decimoquinta etapa del Camino Natural Camí de Cavalls.
Enlaces de interés
Perfil
(calculado según criterios MIDE para un excursionista medio poco cargado)
Destacados
Basílica paleocristiana de Son Bou
Los restos de esta basílica paleocristiana, construida durante el siglo V, están localizados en el extremo oriental de la playa de Son Bou.
Está orientada hacia el sudeste, y se compone de una planta rectangular con tres naves separadas por pilares, una cabecera tripartita y un pequeño vestíbulo, el denominado nártex, lugar desde donde los aún no bautizados podían participar en las liturgias. La pila bautismal, formada por un monolito cilíndrico al exterior y en forma de cruz en el interior -poco usual en las basílicas menorquinas-, originalmente debía de estar en los pies, pero se conserva actualmente en el compartimento izquierdo de la cabecera, en la parte norte. El pavimento de la basílica es de mortero. El recinto, delimitado por una muralla trapezoidal, se completa con algunos enterramientos muy simples y otras construcciones relacionadas con el uso religioso.
Se tiene constancia del grado de organización y desarrollo de las comunidades cristianas en la isla desde el siglo V, gracias a la carta del Obispo Severo y la correspondencia de Conscenci. La intensa actividad del culto en Menorca, como mínimo desde el siglo VI, queda atestiguada en el descubrimiento de un total de seis basílicas paleocristianas: la de Son Bou; Fornás de Torelló y las de la Illa del Rei y la Illa d’en Colom en Maó; Sanitja, en Es Mercadal; y la de Cap des Port, en Fornells.
En el siglo XVIII, un incendio destruyó el complejo, a pesar de lo cual, hoy día el yacimiento es visitable.
Poblado Talayótico Torre d’en Galmes
Es el poblado talayótico en mejor estado de conservación de Menorca y, al mismo tiempo, uno de los más extensos de las islas baleares. Este poblado pertenece al periodo talayótico final, siglos V-I a. C. y en él se puede observar una muralla que, según los estudios realizados, rodeaba y protegía el poblado. La construcción icónica de estos poblados y que da nombre a esta cultura son los talayots, construcciones con forma de torre primitiva, normalmente redondeada, con funciones defensivas, concretamente de vigilancia, aunque no se tiene la certeza de que fuera su única función. Torre d’en Galmes posee tres talayots.
Desde esta localización, se divisa la zona central de la costa sur de la isla, por lo que la ubicación del poblado no fue casual. La agricultura y la ganadería de sus pobladores se realizaba en el entorno cercano al poblado, teniendo además conocimiento de astronomía, como así lo demuestran la orientación sur de las puertas de las viviendas, evitando así el viento de tramontana, y la celebración de diversas ceremonias venerando a diferentes dioses. Destaca en el poblado el recinto de la taula, con fines religiosos y con la característica construcción en forma de T formada por dos grandes losas de piedra que, debido a su enorme peso, entraña grandes dificultades para su manejo con las técnicas disponibles en la época.