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CAMINO NATURAL DE LA SÉQUIA
El agua es el camino
El Camino Natural de La Séquia es mucho más que una ruta para el senderismo o el ocio al aire libre. Este trazado sigue el curso de un canal medieval que, desde su construcción en el siglo XIV, ha sido vital para el desarrollo de la ciudad de Manresa y otras poblaciones del Pla de Bages. Hoy, este camino no solo es una oportunidad para disfrutar de la naturaleza, sino también un viaje por la historia, el patrimonio y la importancia del agua en la transformación del territorio catalán.
En el corazón de Cataluña, la historia y la naturaleza convergen a lo largo de una ruta que conecta pasado y presente: el Camino Natural de La Séquia. Esta senda de 26 kilómetros, que sigue el curso del canal medieval de La Séquia de Manresa, es mucho más que un simple paseo. Nos invita a recorrer siete siglos de una historia marcada por la lucha contra la sequía y la estrecha relación entre el hombre y el agua.
La Séquia, construida en 1339, es una obra maestra de la ingeniería medieval. Diseñada con apenas 10 metros de desnivel, el canal toma agua del río Llobregat, a los pies del Castillo de Balsareny, y la transporta hasta Manresa, en un recorrido que, en su origen, permitió el riego de extensas tierras de cultivo y el impulso de la industria textil. Hoy, La Séquia sigue siendo fundamental para la economía y la vida de la región, abasteciendo de agua potable a 20 poblaciones de la comarca. A su vera discurre el Camino Natural, que celebra el legado de este canal medieval a lo largo de los siglos.
El Camino Natural de La Séquia se puso en servicio en 2002 como parte de la Red de Caminos Naturales de España del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, lo que permitió acondicionar y señalizar esta ruta para el disfrute de los visitantes. El objetivo era claro: transformar el antiguo camino de banqueta en una vía de recreo y divulgación. Gracias a este proyecto, sepuede recorrer el trayecto original del canal y disfrutar de sus impresionantes elementos patrimoniales, como acueductos, esclusas y antiguas masías.
Estamos ante una ruta llana y en ciertos tramos accesible, ideal para todo tipo de usuarios y usuarias, que no nos llevará más de cinco horas recorrer. A pesar de ello, merece la pena tomarse este itinerario con calma y recorrerlo sin prisas, en un par de jornadas, para poder apreciar la belleza de sus paisajes y disfrutar plenamente de todos los puntos de interés que jalonan el camino. Durante el recorrido, paisaje y patrimonio se entrelazan, ofreciendo una experiencia única.
Partimos de la resclosa dels manresans en Balsareny, un lugar muy interesante por ser punto de reunión de numerosas aves acuáticas. En este punto es posible acceder a un puesto de observación desde donde es posible avistar entre otras muchas especies, cormoranes, ánades reales, fochas, pollas de agua e infinidad de paseriformes. Los amantes de la ornitología podrán observar otras muchas especies que habitan en los distintos ecosistemas que atraviesa el camino. Sin duda, uno de los aspectos más llamativos del recorrido es su diversidad paisajística. Desde bosques de ribera y zonas de viñedos hasta huertos y zonas industriales, el camino ofrece un amplio abanico de paisajes que se complementan con la presencia constante de la montaña de Montserrat en el horizonte.
En el primer tramo, el senderista puede desviar su ruta para visitar el castillo gótico de Balsareny, o continuar hacia el acueducto de Santa María, donde también encontrarán la histórica Fuente de Sant Roc.
El camino sigue paralelo a la carretera entre nogales y pasa por la antigua fábrica textil "El Molino". Cerca de aquí, un pequeño desvío conduce al acueducto de la Vinya d’en Martí. A medida que la ruta avanza, cruza una cantera y un área de descanso equipada con paneles informativos que describen el paisaje. Desde aquí, es posible visitar el impresionante acueducto de Conangle que, construido en 1340, con sus siete arcos y 103 metros de longitud, es capaz de transportar al visitante a épocas pasadas.
Más adelante, el Camino se acerca a Sallent, donde La Séquia se canaliza de forma subterránea mientras el sendero sigue junto a una vía de tren que transporta las sales de las minas de la región. Tras dejar atrás algunos desvíos, la ruta continúa hacia el poblado ibérico del Cogulló, un antiguo asentamiento fortificado que, aunque requiere cita previa para su visita, ofrece una perspectiva única del pasado.
El sendero cruza varias veces la acequia, pasando distintos puntos de interés como Mas de Les Coves, una casa medieval con torre defensiva o la ermita románica de Santa Magdalena Bell-lloch. La ruta continúa, atravesando un bosque de encinas que esconde el Anfiteatro de la Sala y continúa entre campos, cruzando acueductos como el de Bonegues. Más adelante, pasa cerca de la depuradora de Sant Fruitós de Bages, desde donde se pueden visitar la capilla románica de Santa María o la barroca de Santa Anna de Claret. Aunque sin duda uno de los puntos más interesantes es la Casa del Sequiaire, hogar del encargado de la acequia.
La recompensa que nos espera al final del camino es espectacular, ya que tras caminar junto a La Séquia y descubrir sus tesoros, el sendero nos lleva hasta el Parc de L’Agulla, un gran lago artificial que abastece de agua a la zona, donde también se ubica el centro de interpretación de La Séquia, Punt d’Informació-Info Séquia y Montserrat dominando el horizonte, poniendo el broche de oro a esta ruta que combina historia, naturaleza y cultura.
Un recorrido para todos
Además de su valor patrimonial, el Camino Natural de La Séquia también se adapta a las necesidades contemporáneas. La Fundació Aigües de Manresa - Junta de La Séquia ha trabajado en colaboración con la Fundación ONCE para evaluar la accesibilidad del camino, con el objetivo de hacerlo más inclusivo. Aunque algunos tramos presentan dificultades para personas con movilidad reducida, se están explorando soluciones para habilitar secciones accesibles.
Por otro lado, aunque la principal modalidad para recorrer el camino es a pie, la Fundació trabaja para crear rutas alternativas para que pueda ser recorrido también en bicicleta sin entrar en conflicto con los senderistas.
Este esfuerzo por integrar sostenibilidad y accesibilidad se refleja también en la promoción del turismo responsable. El proyecto Camins de La Séquia tiene como objetivo facilitar que los visitantes puedan disfrutar de la ruta sin preocuparse por la logística.
Fiestas y leyendas
La importancia de La Séquia no se limita a su función práctica; también está envuelta en leyendas y tradiciones. La más conocida es la historia de la Misteriosa Luz, que en 1345 supuestamente puso fin a los conflictos que retrasaban la construcción del canal. Estos conflictos tenían por protagonista al obispo de Vic, que tenía molinos en la zona de Sallent y se opuso a la construcción del canal por temor a que sus molinos recibieran menos agua. Como los trabajos continuaron, el clérigo tomó represalias excomulgando a toda la ciudad de Manresa. Esto suponía la prohibición de celebrar ceremonias religiosas como bautizos, matrimonios o funerales. Para la gente de esa época, esto fue un castigo extremadamente severo. Manresa pasó años envuelta en disputas legales para resolver el conflicto.
Según la leyenda, una luz divina proveniente de Montserrat iluminó la ciudad de Manresa y fue interpretada como una señal para continuar la obra. Este hecho se celebra cada 21 de febrero en las Festes de la Llum, una tradición que ha perdurado hasta nuestros días.
Además, cada año, más de 5,000 personas participan en la Transéquia, un evento que combina deporte y patrimonio, recorriendo el camino en diversas modalidades: caminando, en bicicleta o en handbike. Es una fiesta que une a toda la comunidad, promoviendo valores de sostenibilidad y respeto por el entorno.
Y para celebrar estas importantes citas, nada mejor que brindar con alguno de los excelentes vinos de la Denominación de Origen Pla de Bages que reúne bodegas de larga tradición vitivinícola, en su mayoría explotaciones familiares con sus propios viñedos. Un cuidado tradicional y muy personalizado del viñedo que se traduce en la calidad de sus caldos.
En definitiva, el Camino Natural de La Séquia es una joya que combina naturaleza, historia y cultura. Es un lugar donde el agua no solo riega la tierra, sino también el alma de quienes lo recorren, permitiendo vivir una experiencia única en el corazón de Cataluña.