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Infrastructure
Casa Winter
En 1946, un ingeniero alemán llamado Gustav Winter, construyó una gran casa no muy lejos de Cofete. Antes de eso, había comprado la península de Jandía.
Esta emblemática construcción conocida también como “el chalet de Cofete” está constituida por dos plantas, un sótano y una espectacular torre con una vista de 360 grados. Destaca en la parte frontal un alargado balcón. Pero lejos de ser sencilla, tiene una caótica distribución en la que existen túneles, paredes tapiadas e incluso un búnker, recordemos que no hacía mucho había tenido lugar la Segunda Guerra Mundial.
Los trabajos ocuparon desde 1948 hasta 1954 y en ellos se ocuparon gran cantidad de personas que, de hecho, habitaron la casa en las fases iniciales cuando los sótanos estuvieron acabados, pues fueron las primeras dependencias en tener techo y, posteriormente, alguna sala principal.
Tras pasar dificultades económicas la familia Winter decide vender buena parte de la propiedad de la Dehesa de Jandia en los años 50, así, en 1960 llegó el primer inversor, Mr. Ronald Myhill. Después de complejas negociaciones, a finales de 1963 se llegó a un acuerdo de partición de la finca en cuatro lotes donde uno correspondería a Mr. Myhill (Terrenos Canarios S.A.), otro a “las Condesas”, Dª Isabel y Dª Mª Eugenia, hijas de D. Manuel Girona, y los otros dos para Isabel Althaus y Gustav Winter.
Muchos son los mitos y leyendas que envuelven a la mansión, pero sin duda la más sonada es que fue una antigua base militar nazi en la que se guardaban submarinos, leyenda que fue esclarecida al aportar documentación y la búsqueda de pruebas que claramente demostraban que Gustav Winter no estuvo afiliado al ejército nazi y mucho más esclarecedor es el hecho de que llego a la isla con 20 años, faltando 1 año para el estallido de la primera Guerra Mundial.
Otro factor a tener en cuenta para desmentir esta leyenda es que, a pesar de su cercanía a la costa, las aguas de la misma son poco profundas y arrastran mucha arena capaz de cubrir una roca que un día presenta 6 m de altura y otro día apenas asoma 1 m de la misma.
A pesar de esto, la creencia popular indica que fue un lugar utilizado como prisión, pues en la parte del sótano las habitaciones más que parecer eso, recuerdan a salas de tortura y presas de los campos de concentración que hay en el resto de Europa. Incluso se cree que, una de las habitaciones, dotada de desagües y un horno crematorio, pudo ser empleada como laboratorio.
Actualmente funciona como museo cuyos horarios de visita son de 10 a 14 h y de 15 a 17h.