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Culture
Ermita de Montler
Cuenta una leyenda que a mediados del siglo XIII un hombre llamado Juan Ler, muy devoto de la virgen, decidió apartarse de sus vecinos y acoger vida de penitente en los crudos montes de Sástago.
Allí se construyó una choza con ramas y barro donde guardó una imagen de la Virgen tallada en un tronco de madera por el mismo. La fama del eremita corrió rápidamente por la zona y empezó a recibir visitas de muchos devotos, llegando incluso a plantearse abandonar el lugar para poder dedicarse en paz a su vida de oración y meditación.
Cuando se enteraron de sus intenciones, los condes de Sástago le convencieron de que su ejemplo era bueno para el resto de la comunidad y le ofrecieron, a cambio de no marcharse, construir un templo digno de la Virgen que incluiría un pequeño lugar para que el pudiese alojarse humildemente.
Así fue como con el paso del tiempo, el monte, el santuario y la propia virgen fueron conocidos por el nombre de Montler, haciendo referencia al “monte de Ler”.
Hoy día se puede visitar este complejo que, como bien prometieron los condes de Sástago, no solo incluye la propia ermita para el culto a la virgen, sino que además consta de varias estancias adosadas al edificio principal utilizadas para atender a los romeros y otros cometidos.
El templo tiene una única nave compuesta por tres tramos en la que se abren dos capillas laterales, una a cada lado, y que se prolonga hacia su cabecera recta. Esta nave está cubierta por una bóveda de cañón con lunetos.
El acceso a la ermita se realiza por dos puertas, una situada en la zona del evangelio y que da paso a una sala situada a los pies del edificio y que es independiente al mismo; la otra está precedida por un pórtico de forma cuadrada y que alcanza dos cuerpos de altura. Esta tiene arco rebajado y en los laterales arcos de medio punto algo más pequeños. En la parte superior se han colocado distintos óculos que permiten la entrada de luz a la parte del coro.
En el interior se pueden observar distintas pinturas murales situadas en los fajones y en bóveda de la cabecera. Estos dibujos representan motivos vegetales y escenas religiosas de carácter popular.
Cada 29 de abril, hasta aquí se desplazan los romeros que participan en la romería en honor de la Virgen de Montler.